La red de distribución eléctrica en España tiene que renovarse. Una mayor capacidad renovable, el desarrollo de la digitalización y la solicitud de cientos de proyectos industriales y de centros de datos exigen una 'vuelta al calcetín' que responda a estas nuevas necesidades.
"Nunca hasta ahora se había hablado tanto de redes, pero tiene sentido. Como dijo la comisaria europea de energía, Kadri Simpson, sin redes de distribución no hay transición energética, pero aún más, tampoco ni industrial ni digital", ha dicho Óscar Barrero, socio director de Energía de la consultora PwC durante su intervención en el primer foro temático de El Observatorio de la Energía de El Español.
"El papel de las redes de distribución es crucial en el modelo energético hacia el que vamos, un modelo descentralizado", ha apuntado por su parte Marina Serrano, presidenta de AÉLEC, la patronal del sector de las grandes compañías distribuidoras de electricidad.
"Toda la conexión debe integrar y recibir toda la nueva capacidad renovable y que los objetivos de Europa, con la directiva de energías renovables, como los objetivos del PNIEC (que suponen 104 GW de renovables) deben conectarse a las redes". Y el 70% de esas conexiones irá a distribución.
Además, la demanda debe ampliarse con la electrificación en el sector del transporte (coche eléctrico), el de la climatización (con bombas de calor) o la industria.
"La Agencia Internacional de la Energía dice que hay que duplicar la inversión en todo el mundo, y Francia e Italia hablan de triplicar. Es el canal para permitir toda esa transformación energética. La AIE además, ha calculado por cada unidad que se invierta en renovables hay que invertir 0,7 en redes, y a partir de 2030 1 a 1", añade Marina Serrano.
Las necesidades del sector ya han llegado a la Administración pública, que está tomando las primeras medidas. "Hay una barrera fundamental que es adecuar el marco regulatorio para que las empresas que deben invertir tengan incentivo para hacerlo", añade Óscar Barrero.
Marco retributivo
Ya estamos asistiendo al intenso debate sobre las redes eléctricas. Y no solo porque el sector eléctrico esté dando la voz de alarma, también porque el actual periodo regulatorio de seis años para el que está definida la retribución a las redes de transporte y distribución expira a final de 2025. El siguiente periodo regulatorio se extenderá entre 2026 y 2031.
"Se está avanzando porque la CNMC ya ha sacado a consulta pública las primeras propuestas sobre retribución a las redes de transporte y distribución de electricidad. El actual que existe no es bueno ni malo, pero hay que hacer una reforma integral", puntualiza el experto de PwC.
"Hay que incorporar parámetros nuevos en el modelo retributivo para hacer atractiva la inversión, como la sostenibilidad, la digitalización, la ciberseguridad, la innovación, etc.", continúa Barrero.
"Desde 2011 llevamos con el mismo sistema, que se ha ido desgastando, debemos ir a un modelo de seguridad porque los periodos de amortización son de 40 años, y debemos asegurar la certidumbre en la recuperación de la inversión", apunta.
La actividad de la distribución es una actividad regulada, y la CNMC fija la metodología de su retribución. Y se estableció un límite de inversión vinculado al crecimiento del PIB porque entonces había un déficit tarifario del sector eléctrico".
"Pero ahora toca pensar cuánto ha cambiado el panorama energético y cambiar la aproximación de una nueva metodología. Comenzando con la inflación o los tipos de interés de los últimos años, y además, hay que ver los objetivos de descarbonización y la nueva directiva de mercado eléctrico, que mide las inversiones de previsión".