Es uno de los días que muchas personas consideran como mágicos: el 21 de junio. Dicho de otra manera, es el solsticio de verano o el día más largo del año, como quiera definirse. Es decir, cuando la luz diurna ocupa la mayor parte de las horas de la jornada.
Científicamente, y según el Observatorio Astronómico Nacional, es cuando la Tierra alcanza el punto de su órbita donde el Sol tiene su máxima declinación hacia el norte: unos 23,5 grados. Por tanto, el hemisferio norte está inclinado hacia el Sol más que en ningún otro momento del año.
Tanto los solsticios como los equinoccios marcan el cambio de estación en ambos hemisferios. Y si en el hemisferio norte da paso al verano, en el hemisferio sur sucede todo lo contrario: arranca el invierno.
¿Cómo afecta al día a día de las personas?
Si hablamos del hemisferio norte, el solsticio de verano supone el inicio de los meses más cálidos del año. Su principal protagonista es el Sol, y se le suele identificar con la cosecha, la abundancia y la fertilidad.
Normalmente, los días en los que se suele producir están entre el 20 y el 22 de junio, aunque es el día 21 el más habitual. Y es mágico, como decíamos anteriormente, porque son muchas las civilizaciones que le han rendido culto, con rituales y creencias asociados al mismo.
Por ejemplo, y en el caso de España, el fuego es el elemento primordial. De ahí que las hogueras de San Juan sean una seña de identidad del solsticio, quemando todo lo viejo, para comenzar a algo nuevo.
El hecho de que sea el día más largo del año, con más horas de luz, supone temperaturas altas, ocio y disfrute, entre otras cosas. Pero también, al ser el verano la estación más cálida del año, puede ser un peligro para la salud. Las temperaturas extremadamente altas pueden provocar deshidratación y agotamiento. Algo que afecta sobremanera a las personas de más edad. Sin olvidar los conocidos como golpe de calor.
¿Cómo incide en la factura de la luz?
Durante el solsticio de verano, hay momentos en los que la luz solar está presente en más de 15 horas de las 24 que tiene el día. Eso nos invita a estar fuera de casa, a disfrutar de la playa o la montaña, o de cualquier otro tipo de ocio.
Pero también las altas temperaturas, en ocasiones transformadas en olas de calor, suponen que los ciudadanos usen más de lo habitual aparatos para climatizar tanto viviendas como negocios. ¿Pagarán más o menos por su factura de la luz?
Pues dependerá de una serie de circunstancias como el precio del gas y del mercado de las energías renovables. Si echamos la vista atrás, en 2023 el precio promedio de la energía se situó entre los 88 y los 90 euros megavatio hora durante el verano. Un año antes, en concreto en agosto de 2022, se llegaron a alcanzar los 150 euros megavatio hora.
Muchas familias han decidido sacar partido a esa mayor irradiación solar, instalando paneles fotovoltaicos, lo que redundará en una menor factura de la luz para sus bolsillos. También deberán estar atentas a la horas punta, horas llanas y horas valle para ahorrar.