El consumo mundial de gas natural alcanzará un nuevo máximo histórico este año, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que anticipa que la demanda global escalará a un nuevo récord el próximo año, impulsada principalmente por Asia, que supondrá más de la mitad del incremento anticipado.
Según señala la AIE en la última edición de su informe anual sobre la seguridad de los mercados mundiales del gas, los datos preliminares sugieren que el consumo de gas natural aumentó un 2,8% interanual en los tres primeros trimestres de 2024, muy por encima de la tasa de crecimiento promedio del 2% entre 2010 y 2020, gracias al rápido crecimiento de Asia, que representó la mayor parte del aumento.
No obstante, las primeras estimaciones indican que el crecimiento de la demanda de gas natural se desaceleró a menos del 2% en el tercer trimestre de 2024 ante una recuperación de la demanda que ya estaba en marcha desde mediados de 2023 y el impacto de unos precios más altos.
Para todo el año 2024, la AIE prevé que la demanda mundial de gas crezca más del 2,5% y alcance un nuevo máximo histórico, con la región de Asia y el Pacífico siendo responsable de casi el 45% del incremento de la demanda global de gas.
Asimismo, se prevé que la demanda global de gas aumente otro 2,3% en 2025, sustentado en gran medida en Asia, que por sí sola se espera que represente más de la mitad de la demanda incremental de gas.
Según la agencia adscrita a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el uso propio de la industria y la energía está surgiendo como el principal impulsor del mayor uso de gas y se proyecta que contribuirá con más de la mitad del crecimiento de la demanda.
Además de la expansión del consumo en los mercados asiáticos, la AIE señala que la recuperación de la demanda industrial de gas de Europa también está contribuyendo, aunque sigue estando muy por debajo de sus niveles anteriores a la crisis.
"El crecimiento que estamos viendo en la demanda mundial de gas este año y el próximo refleja la recuperación gradual de una crisis energética mundial que golpeó duramente a los mercados", dijo el director de Mercados y Seguridad Energética de la AIE, Keisuke Sadamori.
Y ha advertido de que el equilibrio entre las tendencias de la demanda y la oferta "es frágil", con claros riesgos de volatilidad futura.
En cuanto a la oferta, la AIE avisa de que el suministro de gas natural sigue siendo fundamentalmente limitado, con incertidumbres que pesan sobre las perspectivas para 2025.
En este sentido, recuerda que el crecimiento del suministro mundial de GNL se mantuvo débil entre el primer y tercer trimestre de 2024, aumentando solo un 2% interanual, lo que está muy por debajo de su tasa de crecimiento anual promedio del 8% entre 2016 y 2020.
De este modo, para todo el año 2024, se espera que el suministro mundial de GNL crezca un 2%, su tasa de crecimiento más lenta desde 2020, aunque confía en que el crecimiento del suministro de GNL se acelere hasta cerca del 6% en 2025 a medida que entren en funcionamiento varios proyectos de GNL de gran tamaño.
Se espera que Norteamérica represente alrededor del 85% del suministro incremental mundial de GNL en 2025, y que casi tres cuartas partes de estos volúmenes provengan de Estados Unidos, mientras que también se espera que África y Asia contribuyan al crecimiento del suministro de GNL el próximo.
Gas ruso
Por otro lado, la AIE apunta que el futuro del tránsito de gas ruso a través de Ucrania "es una incertidumbre clave de cara al invierno de 2024/25", ya que el contrato de tránsito de gas de Rusia con Ucrania vence a finales de este año.
A este respecto, el pronóstico de la agencia asume que no habrá entregas de gas ruso por ductos a través de Ucrania hacia Europa a partir de enero de 2025. Ha añadido que la interrupción del tránsito ucraniano "no representaría un riesgo inmediato" para la seguridad del suministro a Austria, Hungría y Eslovaquia, considerando su amplia capacidad de almacenamiento, interconectividad intermedia y acceso indirecto al mercado global de GNL.
Sin embargo, advierte de que la vulnerabilidad de Moldavia es significativamente mayor y requeriría una estrecha cooperación entre el país y los socios regionales e internacionales para garantizar la seguridad del suministro energético durante la temporada de invierno.