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El objetivo de la Unión Europea de alcanzar la neutralidad de gases de efecto invernadero para 2050 no es sólo la mera reducción de CO2, hay que buscar soluciones para abordar las emisiones de gases de efecto invernadero difíciles de reducir. Y la tecnología que ofrece dar con la solución es la captura y almacenamiento de CO2 (CCS por sus siglas en inglés).

En España hay varios proyectos diseñados sobre el papel, pero en el resto de la Unión Europea suman más de 200 los que han conseguido una subvención comunitaria. De llevarse a cabo, es posible que se necesiten hasta 140.000 millones de euros públicos y unas inversiones privadas de 520.000 millones de euros para apoyar su construcción y su funcionamiento, según un informe de IEEFA.

El Instituto para el Análisis Económico y Financiero de la Energía o IEEFA, un think tank que promueve la transición global hacia una economía energética diversificada, sostenible y rentable, ha criticado que la apuesta de Europa para alcanzar el cero neto depende demasiado de soluciones técnicas teóricas y no probadas.

Países europeos como Noruega son pioneros, mientras que otros Estados miembros de la UE como Alemania acaban de iniciar la redacción de sus propias estrategias sobre CCS, CCU y emisiones negativas.

"La complejidad económica, técnica y legislativa de la captura y el almacenamiento de carbono es extremadamente alta, lo que probablemente provocará retrasos, cancelaciones y resultados insuficientes de los proyectos", señala el informe.

Comercio de emisiones de CO2

El informe también señala que si bien los incentivos financieros en forma de pagos reducidos del sistema de comercio de emisiones podrían cubrir alrededor de las tres cuartas partes de los costes de los proyectos diseñados, el resto deberá ser asumido por los gobiernos. Esto podría significar que se requerirán hasta 140.000 millones de euros.

"Confiar en la CCS como una solución climática obligará a los gobiernos europeos a introducir subvenciones exorbitantes para apuntalar una tecnología que tiene un historial de fracasos", dijo Andrew Reid, analista de finanzas energéticas del IEEFA y autor del informe.

"Como lo demuestra el pequeño número de proyectos operativos, no es probable que la captura y el almacenamiento de carbono funcionen como se espera y su implementación llevará más tiempo del previsto".

Europa tiene poco menos de 200 proyectos de CCS planificados para múltiples sectores con un alto nivel de emisiones. Se espera que más del 90% de las emisiones de estas instalaciones provengan de sectores en los que la tecnología se encuentra en la fase de prototipo o demostración.

Tres proyectos operativos

Los plazos propuestos para los proyectos europeos de CCS son demasiado optimistas, según el think tank estadounidense, con sede de Ohio. Cerca del 90% deberán estar operativos para 2030 en la Unión Europea y Reino Unido para que ambos cumplan con sus objetivos de captura de carbono.

Actualmente, hay tres proyectos de CCS operativos en la Unión Europea y ninguno en el Reino Unido.

"Redoblar la apuesta por objetivos poco realistas corre el riesgo de dejar demasiado tarde para reducir las emisiones mediante medidas alternativas cuando se comprenda que la contribución de la CCS a la neutralidad de carbono probablemente fracasará. Los responsables políticos deberían empezar a trabajar urgentemente para poner en marcha soluciones más prácticas”, dijo Reid.

El informe también destaca los desafíos de establecer modelos comerciales, normas y legislación para proyectos de CCS de ciclo completo que capturen dióxido de carbono de varias ubicaciones industriales y luego lo transporten a un puerto o gasoducto para ser inyectado y almacenado bajo la superficie.

"Existe el riesgo de que los volúmenes de captura de carbono no sean los previstos para los clusters que dependen de varios sitios de captura con diferentes niveles de confiabilidad", dijo Reid.

"Los volúmenes más bajos afectarán la viabilidad económica y comercial de los operadores de transporte y almacenamiento", añadió.