
Fotomontaje de unos comecocos en un parque de almacenamiento energético estacional.
Se avecina la ‘canibalización’ de las baterías: hay 22.000 MW de solicitudes de acceso a la red y se necesitan sólo 2.000 MW
El aluvión de proyectos para instalar sistemas de almacenamiento estacionario en España sobrepasa, y por mucho, las expectativas del PNIEC.
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El sector de las baterías para almacenar energía está calentando motores. La normativa de los mecanismos de capacidad, que se espera que por fin se apruebe en unos meses, será el pistoletazo de salida para proyectos que suman más de 22.000 MW en solicitudes. Pero esa avalancha de capacidad apunta a una 'canibalización' muy rápida y, por tanto, dificulta un futuro rentable para muchas de ellas.
Y es que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé añadir otros 57.000 MW de potencia renovable y 26.000 MW de almacenamiento (3.500 MW de bombeo y 22.500 MW de baterías) para 2030.
"Pero sólo lo que se está solicitando en Redeia para conectarse a la red eléctrica multiplica por diez lo que se necesita dentro de seis años", explican fuentes de la Asociación de Representantes en el Mercado Ibérico de Electricidad (ARMIE).
"De hecho, más allá de los 5.000 MW supondría que muchos ciclos combinados dejarían de ser rentables", añaden.
Y otro problema derivado de la gran cantidad de proyectos de baterías que se prevén construir en España es la gestión de los residuos. "¿Qué hacemos con las baterías cuando terminen con su vida útil? No hay ninguna regulación que hable sobre este aspecto", puntualizan.
25 MW en operación
Según los datos que ofrece Red Eléctrica tanto en la web como en la app RedOs, las baterías ya contabilizan 25 MW de potencia instalada. Todavía no se ha puesto a funcionar toda la capacidad, sólo ha alcanzado un máximo de 5 MW de carga.
Y además, está el bombeo con sus 3.300 MW, que participa y de manera muy activa en el mix eléctrico español.
"Si tenemos tantas baterías, el principal problema es que se van a canibalizar antes de que se amortice su inversión", continúan.
La canibalización de precios se produce cuando hay una reducción significativa en los precios del mercado eléctrico por exceso de una misma tecnología funcionando a la misma hora, lo que se traduce en una remuneración económica menor para estos proyectos, como consecuencia de la sobreoferta.
Efecto solar
Primero se vio con la eólica y este año con la fotovoltaica. En los meses de primavera, con las condiciones meteorológicas óptimas para la producción máxima de los paneles solares, los precios en el mercado eléctrico se desplomaron a valores cercanos a cero e incluso negativos.
Eso genera incertidumbre en la rentabilidad de proyectos futuros. Resulta poco atractivo para los inversores y entidades financieras, lo que podría poner en riesgo futuros respaldos económicos para esta tecnología.
Y también tiene un impacto en la planificación energética. Esta problemática puede repercutir en la supervivencia de un sector naciente, debido a la incertidumbre en el crecimiento de la tecnología y la evolución de la demanda.
Pero sobre todo, tiene un efecto en la reducción de ingresos para los proyectos que se pongan en marcha, aún con el apoyo de las subastas de capacidad y la retribución cuando no se les necesite.
"Además de la retribución por el mecanismo de capacidad, se debería contar con algún sistema que permitiera crecer de una manera ordenada al sector, que beneficiara a los desarrolladores, a los consumidores y al sistema", señalan las fuentes de ARMIE.
"Una opción, por ejemplo, podría ser la aprobación de un sistema de cupos, que favoreciera un modelo sostenible y equilibrado", concluyen.