De izq. a dcha.: Murray Auchincloss (BP), Wael Sawan (Shell), Patrick Pouyanné (TotalEnergies) y Anders Opedal (Equinor).

De izq. a dcha.: Murray Auchincloss (BP), Wael Sawan (Shell), Patrick Pouyanné (TotalEnergies) y Anders Opedal (Equinor). Invertia

Observatorio de la Energía

Los gigantes petroleros de Europa repliegan sus planes verdes tras recortar sus beneficios en 28.000 millones

BP, Shell, TotalEnergies y Equinor recortan sus inversiones en energías de bajas emisiones y priorizan el negocio de los hidrocarburos.

Más información: La bonanza petrolera se enfría: las caídas de demanda y de los márgenes del refino golpean al sector en 2024

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Los líderes del petróleo en Europa repliegan velas en su recorrido hacia la descarbonización. Después de recortar en 28.000 millones de euros sus ganancias del último ejercicio, Shell, BP, TotalEnergies y Equinor dan un paso atrás en su apuesta por las inversiones bajas en carbono para dar prioridad al negocio de los hidrocarburos.

La última en unirse a la tendencia ha sido la británica BP, que en 2024 experimentó una drástica reducción del 97,5% en sus beneficios, hasta los 371 millones de euros. Se trata de una disminución de casi 14.900 millones de euros.

La petrolera británica había apostado por inversiones más sostenibles, distanciándose del petróleo y el gas. Sin embargo, según señaló este martes su CEO, Murray Auchincloss, "sobre la base de las medidas adoptadas en los últimos 12 meses, ahora planeamos restablecer fundamentalmente nuestra estrategia e impulsar más mejoras en el rendimiento, todo al servicio del crecimiento del flujo de caja y los retornos".

Tal y como adelantó Auchincloss, el grupo energético que desvelará su nueva estrategia el 26 de febrero— se centrará en mejorar su desempeño en el sector de refinación. "Hemos detenido proyectos que no competirán por capital y estamos reestructurando nuestro negocio de bajas emisiones de carbono para crecer, pero de una manera más liviana en términos de capital".

Este giro estratégico de BP se produce en un momento crítico, ya que en enero la compañía anunció una reducción de plantilla que afectará a unos 4.700 trabajadores, aproximadamente el 5% de su fuerza laboral.

La estrategia de Shell en tiempos recientes sigue una línea similar. Desde que Wael Sawan asumió el cargo de consejero delegado hace dos años, su enfoque ha sido claro: reducir costes y realinear la compañía hacia sus sectores más rentables, como el petróleo, el gas y los biocombustibles, mientras se distancia de la generación de energía renovable.

En 2024, la petrolera anglo-holandesa experimentó una caída del 17% en sus beneficios, descendiendo del entorno de los 27.300 millones de euros de 2023 a los 22.900 millones.

En los resultados del cuarto trimestre, Shell reveló que había recortado el valor de su negocio eólico estadounidense en unos 963 millones de euros, después de abandonar el proyecto marino Atlantic Shores, frente a la costa de Nueva Jersey.

“La clave para nosotros es asegurarnos de que entregamos los retornos que nuestros accionistas esperan de nosotros a partir de ese capital”, dijo Sawan a sus inversores en la presentación de resultados hace poco más de una semana.

El CEO de Shell advirtió en su intervención que había visto “muchos retrocesos” en los mandatos que exigen la adopción de energía con bajas emisiones de carbono.

“Eso ha significado que hemos tenido que dar marcha atrás mientras esperamos las señales del mercado. Cuanto más sólidos sean los mandatos, más probabilidades tendremos de poder invertir en crecimiento”, sentenció.

Cambio en Francia y Noruega

TotalEnergies también anunció la semana pasada un recorte de casi 500 millones de euros en sus inversiones de bajas emisiones previstas en el nuevo ejercicio. Aunque la mayor petrolera francesa mantiene su apuesta por la descarbonización, ha reducido de 4.831 a 4.348 millones de euros sus inversiones previstas para 2025, especialmente en el sector eléctrico.

Esa decisión se produjo tras reducir un 26% su resultado neto de 2024, en 5.400 millones de euros. Desde los 20.500 millones de euros hasta los 15.100 millones. El CEO de Totalenergies, Patrick Pouyanné, justificó este cambio por la disminución de la rentabilidad de la energía baja en carbono.

El cambio de rumbo también se evidencia en la petrolera noruega Equinor, que recortó sus ganancias un 23% en 2024. En concreto, su beneficio neto disminuyó hasta los 8.500 millones de euros, frente a los 11.500 millones de hace un año.

El gigante energético comunicó la semana pasada que reducirá a la mitad la inversión prevista en energía renovable durante los próximos dos años, hasta los 4.800 millones de euros, mientras aumenta la producción de petróleo y gas.

El CEO de Equinor, Anders Opedal, dijo a sus inversores que la transición hacia las energías bajas en carbono está avanzando más lento de lo esperado. "La inflación, las tasas de interés, los problemas en la cadena de suministro y la incertidumbre regulatoria reducen el ritmo de la transición energética", alertó.

"Segmentos como la energía eólica marina y el hidrógeno se ven afectados". Por eso, "nos adaptamos a estas realidades, tanto para afrontar como para priorizar las inversiones con el fin de maximizar los retornos", aseguró.