Los descensos parecían cosa del pasado. Bastante había bajado ya el euríbor a 12 meses, en negativo desde febrero de 2016, y bastante había aguantado el Banco Central Europeo (BCE) con los tipos de interés en mínimos históricos como para que no estuviera cada vez más cerca que ambos regresaran sobre sus propios pasos. Con ese convencimiento, la referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España subió durante 11 meses consecutivos, los transcurridos entre abril de 2018 y febrero de 2019.
Pero llegó marzo. Y todo cambió. El BCE, de la mano de su presidente, Mario Draghi, constató que la economía europea no anda sobrada de fuerzas y que eso de subir los tipos todavía puede esperar. Como consecuencia, el euríbor ya se tomó un respiro el mes pasado. Cerró con una media mensual del -0,109%, ligeramente por debajo del -0,108% de febrero. Y en abril ha dado una continuidad más clara a ese viraje con un descenso que conducirá a una media del -0,112%. Firmará así dos meses consecutivos de bajadas, algo que no ocurría desde finales de 2017.
Aunque, sobre todo, los datos de los dos últimos meses vienen a confirmar que el índice hipotecario aún tiene un trecho por delante antes de volver a cotas positivas. O lo que es lo mismo, que prolongará su histórica –y sin precedentes- estancia bajo el 0% para alegría de los hipotecados que puedan favorecerse de este hito. Un dato: incluso aunque lleve ya tres años por debajo del 0%, su media histórica, desde que tomó el relevo al míbor a 12 meses en el año 2000, aún alcanza el 2%, lo que muestra que lo normal no es solo que esté en positivo, sino que camine bien por encima del 0%.
Con todo, como hace un año y hace seis meses todavía estaba más bajo, las hipotecas que se revisen con el dato de abril recogerán una subida en la cuota. Pequeña, eso sí, porque las diferencias también lo son. Para una hipoteca de 150.000 euros a 20 años y un diferencial de un punto porcentual sobre el euríbor a 12 meses, la cuota se encarecerá 5 euros al mes en las actualizaciones anuales y 2,5 euros al mes en las semestrales.
Más allá de estos cambios, abril confirma que el euríbor, como el BCE con los tipos oficiales, no tiene ninguna intención de subir y mucho menos con prisas. Por ahora, la institución monetaria ya ha anticipado que, como pronto, subirá los tipos “a finales de 2019”, cuando Draghi ya no esté en la presidencia, puesto que su mandato concluye en octubre. El mercado, eso sí, da por hecho que el aumento de los tipos, si llega, no se producirá antes de 2020. En este escenario, el euríbor tiene el camino despejado para continuar en terreno negativo. Y eso, por mucho que parezca lo ‘normal’, no lo es. Nunca lo será.