'Coworking', 'coliving', colaboración con las ‘proptech’… la industria inmobiliaria se enfrenta al reto de adaptar su negocio a la pujante demanda de los nuevos consumidores. Y ya no basta con ofrecer ladrillo. “El sector no puede limitarse a eso, tenemos que tender a ofrecer servicios siguiendo los pasos de la industria hotelera”. Con estas palabras, Cristina García-Peri, directora de desarrollo corporativo y estrategia del Grupo Azora, resume la urgencia del sector por renovarse o morir, en un entorno en el que los nuevos clientes demandan, ante todo, una flexibilidad que hasta hace poco el sector no había sabido ofrecer.
Movimientos como el 'coworking' o el 'coliving' han llegado, a juicio de los expertos, para solucionar este problema. Durante un encuentro organizado por Zona Franca Barcelona junto a la revista 'Woman' en Madrid, Anna Gener, presidenta y CEO de Savills Aguirre Newman Barcelona, reconoció que el sector “no tiene suficiente producto para atender la demanda”, en referencia a estos espacios de 'coworking' de oficinas que, según indican los expertos, está ayudando a mantener el interés de los inversores por el ladrillo europeo.
“Cuando combinas una oferta corporativa y un espacio de 'coworking' en un edificio, siempre es un valor añadido para el cliente”, coincide Carmina Ganyet i Cirera, directora general corporativa de Colonial. A su juicio, el movimiento no consiste solo en ofrecer un espacio de trabajo más flexible, sino contribuir a que los usuarios “hagan comunidad, algo que siempre genera nuevas ideas”.
En este sentido, la empresaria apoya la idea de que el sector inmobiliario siga el modelo de relación con el cliente de las hoteleras. “Hay que saber que los usuarios ya no quieren ‘trabajar para’, sino ‘pertenecer a’, por lo que hay que ofrecerles nuevos servicios, espacios flexibles, en las mejores ubicaciones para que tengan facilidades de transporte, 'networking', 'afterworks', etc”.
RENOVARSE O MORIR... PERO CON EQUILIBRIO
Desde el sector insisten en que quien no sepa adaptarse a los nuevos modelos, no atraerán nuevas inversiones. Pero cuidado. Desde Azora insisten en el riesgo que estos espacios suponen para las grandes inmobiliarias. “Los inversores empiezan a vigilar cuando una compañía tiene más de un 40% de su edificio alquilado a coworking”, advierten desde la firma. “Son clientes que alquilan a muy corto plazo y eso penaliza al propietario”, insisten los expertos.
El equilibrio es imprescindible, pero Consuelo Villanueva, directora de instituciones y grandes cuentas de Sociedad de Tasación, insisten en que "quien no cuente con este tipo de servicios se quedará fuera de juego”.
En este sentido, los expertos apuntan a la necesidad de detectar las tecnologías ganadoras en un entorno en el que las novedades en este sentido son diarias, con el nacimiento nuevos algoritmos o start ups que, en muchas ocasiones, no logran sumar muchos años de vida. Así, abogan por un modelo de colaboración entre inmobiliarias y 'proptech' (empresas relacionadas con el internet de las cosas, el big data o la economía colaborativa dentro del sector inmobiliario). “El sector privado, donde estamos más acostumbrados a competir que a colaborar, tenemos que dejar que prueben sus tecnologías en nuestros patrimonios”, insisten desde Azora.
A juicio de los expertos, este paso hacia un modelo de mayor colaboración también debería extenderse al sector público, en este caso para solucionar el grave problema del acceso a la vivienda en España. “La solución pasa por políticas de todos los ámbitos públicos, alcaldías, ayuntamientos, departamentos, el Estado… para generar un parque en colaboración pública-privada en formato de alquiler cuyos precios estén por debajo del precio del mercado libre”, explican desde Aguirre Newman.