España sigue siendo un país atractivo para los inversores extranjeros que apuestan por las viviendas de lujo. De hecho, y en lo que va de año, su presencia se ha incrementado en un 20% respecto al año anterior. A ello han contribuido la mejora de la situación sociosanitaria, precios competitivos y la excelencia en el parque residencial.
“La negociación depende de si el precio de oferta coincide con el mercado. En ese caso hay poca negociación”, afirma Iñaki Unsain, personal shopper y presidente de la Asociación Española de Personal Shopper Inmobiliario de España (Aepsi). Pero matiza: “En términos medios, el promedio de negociación es de un 5% y un 15%”.
Inversores que, o bien compran para uso propio, o bien, para obtener una rentabilidad al ponerlas en alquiler o venderlas en el futuro. En este último caso, su apuesta son los barrios de alta demanda en alquiler sobre todo en Madrid y Barcelona.
Sin embargo, la próxima Ley de Vivienda, que se aprobará en el consejo de ministros del 26 de octubre como anteproyecto de ley, ya está suponiendo un freno al interés de las grandes carteras de inversión.
“De hecho, muchos inversores han paralizado sus inversiones en viviendas para alquilar ante el anuncio de las leyes intervencionistas en el precio del alquiler”, reconoce Iñaki Unsain.
No se dan las circunstancias
El sector inmobilario ha levantado la voz. La futura ley lo que hará será generar inseguridad jurídica a los promotores y a las grandes carteras. Además de ahuyentar a los inversores extranjeros. Algo que ya está sucediendo.
“La historia está para aprender y las regulaciones de precios del alquiler acostumbran a no funcionar”, según Vicenç Hernández Reche, CEO de Tecnotramit, y presidente de la Asociación de Inmobiliarios de Cataluña y de la Asociación Nacional API.
Palabras que fueron pronunciadas en el tercer Congreso de Servicing Inmobiliario donde también dijo lo siguiente: “Las regulaciones pueden funcionar bajo una serie de circunstancias políticas, económicas, culturales y sociológicas muy concretas. Estas circunstancias no se dan en España”.
La gestión de grandes carteras, el asentamiento de la evolución tecnológica, la profesionalización del sector y cómo gestionar las nuevas regulaciones son los principales retos que afronta el servicing.
Madrid y Barcelona
A la hora de decidirse, si son viviendas de inversión para obtener una rentabilidad, estas se compran principalmente en las provincias de Madrid y Barcelona. “En Madrid, la compraventa de viviendas de alto standing se concentró siempre en los barrios aristocráticos como Salamanca y Chamberí”, indica Iñaki Unsain.
Los inversores latinoamericanos, sobre todo de México, Colombia y Venezuela, han sido sus principales valedores. Aunque estos también han optado por barrios como La Moraleja, Pozuelo de Alarcón y Boadilla del Monte.
En el caso de Barcelona ciudad, las zonas más demandas son Pedralbes, Sarria-Sant Gervasi, Ensanche Derecho y Pueblo Nuevo. En la provincia, Matadepera, Sant Vicente de Montalt, Sitges o Castelldefels. Aquí, los más interesados son franceses, alemanes y belgas. Su interés está haciendo que las cifras se acerquen a las que había antes de la pandemia.
“Sobre todo buscan alta calidad de vida, ya sea por una céntrica ubicación en las grandes urbes, o por cercanía a las playas en el caso de las segundas residencias”, matiza Iñaki Unsain.
Fuera de Madrid y Barcelona, y en el caso de segundas residencias, la apuesta son las islas Canarias y Baleares, Costa Brava, Costa Blanca, o la Costa del Sol. “En el caso de que se trate de un ‘pied a terre’ (apartamento como segunda residencia), Barcelona o Madrid serán las más demandadas”, añade Unsain.
En términos generales, lo que buscan son que tenga una superficie superior a los 150 metros cuadrados, domótica, seguridad, y un estilo diferenciado. Su precio suele estar por encima del millón de euros, y de cara al futuro pedirán la certificación energética de tipo A o B. “La sostenibilidad cobrará más fuerza en los próximos meses”, concluye el personal shopper.