El consejo de administración de Intel ha nombrado a Robert Swan, hasta ahora director financiero de la empresa, como consejero delegado de la compañía, cargo que este había estado desempeñando de manera interina durante los últimos siete meses tras la dimisión de Brian Krzanich a raíz de una investigación que reveló que el ejecutivo mantenía una relación afectiva con una empleada.
Swan, de 58 años, se convierte así en el séptimo consejero delegado en los 50 años de historia del fabricante estadounidense de microprocesadores, mientras Todd Underwood, vicepresidente de Finanzas y director de Planeamiento Corporativo de Intel, asumirá provisionalmente el cargo de director financiero.
"A medida que Intel sigue transformando su negocio (...) el Consejo concluyó tras una búsqueda exhaustiva que Bob es el líder adecuado para llevar a Intel a su próxima fase de crecimiento", declaró el presidente de la compañía, Andy Bryant.
"En mi rol de consejero delegado interino he comprendido incluso más profundamente las oportunidades y retos que se le plantean a Intel", declaró Robert Swan.
El fabricante estadounidense de microprocesadores obtuvo un beneficio neto de 21.053 millones de dólares (18.559 millones de euros) en 2018, cifra que representa una mejora del 119% respecto del resultado del año anterior.
Los ingresos netos de Intel en el conjunto del ejercicio alcanzaron los 70.848 millones de dólares (62.455 millones de euros), un 12,9% más, mientras que el beneficio de explotación de la compañía aumentó un 29,2%, hasta 23.316 millones de dólares (20.554 millones de euros).
En 2018, la tasa fiscal efectiva aplicada a la multinacional de Santa Clara fue del 9,7%, frente al 52,8% de 2017.
En el cuarto trimestre, Intel obtuvo un beneficio neto de 5.195 millones de dólares (4.580 millones de euros), frente a las pérdidas de 687 millones de dólares (605 millones de euros) del mismo periodo de 2017, mientras que las ventas netas de la compañía crecieron un 9,4%, hasta 18.657 millones de dólares (16.447 millones de euros).
De cara al ejercicio 2019, Intel prevé alcanzar una facturación de unos 71.500 millones de dólares (63.017 millones de euros), con un beneficio por acción de 4,35 dólares, inferior a los 4,48 dólares del ejercicio 2018.