Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) han constatado este martes que no existe la unanimidad necesaria para crear un impuesto europeo que grave la actividad de las multinacionales digitales y han fiado su adopción en el futuro a un acuerdo en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Una gran mayoría de los socios comunitarios --entre ellos Francia, España, Alemania e Italia-- se han mostrado a favor de apoyar una versión reducida de esta tasa, que se limitaría a gravar la venta de espacios publicitarios y dejaría de lado el intercambio de datos de los usuarios y las actividades de intermediación.

Sin embargo, la oposición frontal de Suecia, Dinamarca, Irlanda y Finlandia a este impuesto ha hecho caer la propuesta, puesto que, al ser una reforma de materia fiscal, necesita el visto bueno de todas las capitales europeas.

El ministro de Finanzas de Rumanía, Eugen Teodorovici, que este semestre ostenta la presidencia de turno de la OCDE, ha reconocido este hecho al finalizar el debate público y ha afirmado que el asunto sólo volverá a la mesa de los ministros europeos si la OCDE no ha conseguido un pacto a finales de 2020.

"Si a finales de 2020 el acuerdo de OCDE requiere más tiempo, el Consejo podrá si fuera necesario volver a replantear los debates a nivel de la Unión Europea", ha explicado el ministro rumano.

UNA OPORTUNIDAD PERDIDA

El responsable francés de Finanzas, Bruno Le Maire, ha lamentado la "oportunidad perdida" por parte de la UE para "dejar clara su unidad" en una cuestión fiscal y de "defender sus intereses comunes a nivel internacional con firmeza y con claridad".

"En lugar de tener un sistema fiscal unido con respecto a las gigantes digitales, tendremos distintos impuestos nacionales", ha advertido, para después remarcad que Francia "no se va a conformar" y seguirá peleando "a fondo" para conseguir un acuerdo en la OCDE.

Su homólogo alemán, Olaf Scholz, ha defendido la propuesta de mínimos que estaba sobre la mesa de los ministros para atajar un problema de evasión fiscal que "indigna con razón a la opinión pública". "Estoy decepcionado. Ni siquiera con una propuesta mínima podemos avanzar", ha lamentado el ministro austriaco, Hartwig Löger.

El ministro italiano, Giovanni Tria, también se ha mostrado a favor de la última propuesta europea, que sin embargo ha calificado como "muy restringida". Lo mismo han hecho otros países como Portugal, Croacia, República Checa, Polonia, Hungría, Luxemburgo, Reino Unido, Letonia, Eslovenia, Bélgica, Países Bajos o Malta.

SUECIA, IRLANDA Y DINAMARCA SE OPONEN

También han tomado la palabra los ministros de Dinamarca, Suecia e Irlanda, los países que se han opuesto desde el principio a este gravamen sobre los gigantes digitales. Finlandia también se ha sumado a este grupo, según ha anunciado el ministro de Finanzas, Petteri Orpo.

Para el danés Kristian Jensen, cada vez es más "difícil" hacer una separación entre empresas físicas y digitales y ha insistido en avanzar en los trabajos de la OCDE porque es un problema al que se enfrentan "los políticos de todo el mundo".

A su vez, la ministra sueca Magdalena Andersson , ha criticado que se pretenda gravar a través de este impuesto el consumo el lugar de la creación de valor añadido y se ha preguntado si, de ser así, sería rentable para las empresas invertir como lo hacen ahora.

En la misma línea, el irlandés Paschal Donohoe, para quien gravar el consumo "tendría un impacto sobre el resto de la economía". Asimismo, ha avisado de que "Europa tiene que tener muchísimo cuidado a la hora de tomar una decisión unilateral".

CALVIÑO CARGA CONTRA SUS ARGUMENTOS

La ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, ha intervenido en el debate para criticar los argumentos de Suecia e Irlanda. En concreto, ha reconocido que le sorprende escuchar términos "antiguos" como producción, consumo o valor añadido y ha señalado que la economía de los datos es "la materia prima del futuro".

"Mezclar esto con innovación e investigación tecnológica pone de relieve que tenemos que trabajar mucho para conocer la realidad que está surgiendo a nuestro alrededor", ha enfatizado la española, que también cree que abandonar el impuesto a nivel europeo es "una oportunidad perdida" porque impide que "Europa influya teniendo una voz única".

"Pero me parece sobre todo una oportunidad perdida porque a nuestro alrededor se están produciendo los cambios. Nosotros tendríamos que reaccionar lo antes posible para responder a la realidad del siglo XXI y mi preocupación es que nos demos cuenta demasiado tarde", ha remarcado.