MADRID, 8 (Portaltic/EP)
Los primeros intentos realizados por la Autoridad Metropolitana del Transporte de Nueva York (Estados Unidos) para registrar e identificar las caras de los conductores mientras avanzan a lo largo de la carretera en el puente Robert F. Kennedy han resultado en fracaso.
En un correo electrónico enviado por la Autoridad Metropolitana del Transporte (MTA), al que ha tenido acceso The Wall Street Journal (WSJ), se explica que "existen retos tecnológicos y preocupaciones relativos a la privacidad en la captura de las caras de los conductores a través de sus parabrisas".
El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, promocionó los beneficios del proyecto de identificación facial en julio de 2018, durante el acto de finalización de las obras de mejora de los túneles Hugh L. Carey y Queens-Midtown, que habían tenido una inversión de más de 500 millones de dólares (445 millones de euros).
Con esta tecnología, se pretendía usar el reconocimiento facial para identificar a los conductores y, así, poder atrapar a delincuentes al contrastar los rostros con una base de datos.
Sin embargo, en noviembre de ese mismo año, un oficial de la MTA se dirigió a la administración Cuomo para notificar que "el periodo de prueba inicial de reconocimiento facial en el puente Robert F. Kennedy ha sido completado y había fallado con ninguna cara (0 por ciento) detectada dentro de los parámetros adecuados".
En el 'email' revisado por The Wall Street Journal se informó de que un segundo disco duro con imágenes de conductores ya había sido enviado para su análisis y que cámaras adicionales habían sido adquiridas, y se confirmó que este programa continuaba operativo en dicho puente, y en los de Throgs Neck y Bronx-Whitestone.
Aparte de las dificultades técnicas, el proyecto se ha enfrentado a críticas de defensores de los derechos civiles, que aseguran que esta tecnología es imprecisa, sobre todo cuando identifica a la gente de color, mujeres y niños.
El viernes, el portavoz de la MTA Maxwell Young aseguró, como recoge WSJ, que la entidad se toma en serio los derechos civiles y "solo un pequeño puñado" de trabajadores ha tenido acceso a los datos recogidos por el sistema de reconocimiento facial, información que no se ha compartido con gente externa al proyecto.