La tecnología aún no garantiza que una persona ciega pueda comprar un billete de avión 'online'
MADRID, 22 (Portaltic/EP)
La tecnología sigue presentando en la práctica barreras en accesibilidad impropias del siglo XXI para muchas personas, especialmente en el caso de tener afectaciones como la visión o la movilidad reducida, o la ceguera, y uno de los ejemplos más cotidianos se aprecia en la compra 'online', por ejemplo, de un billete de avión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en el mundo hay más de mil millones de personas con algún tipo de discapacidad, casi cuatro millones en España, según el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi).
Los coches autónomos son un ejemplo de la brecha que la tecnología puede abrir entre las personas si no es accesible. A principios de julio, la Federación Nacional de Ciegos de Estados Unidos celebró su evento anual en Las Vegas, donde Aptiv opera con vehículos autónomos Lyft.
Estos vehículos tienen en su interior una pantalla que muestra los distintos sensores que tiene el coche, para que el pasajero vea y comprenda este tipo de tecnología, así como el trayecto que va a realizar. Sin embargo, esta manera de informar a los usuarios se presenta como una barrera para las personas con ceguera o discapacidad visual.
Por ello, en la reunión anual de este año, desde Aptiv introdujeron una guía impresa y escrita en Braille para que los invidentes también pudieran saber a qué se iban a enfrentar con un vehículo autónomo.
COMPRAR UN BILLETE DE AVIÓN 'ONLINE'
"Tenemos coches que conducen solos y 'bots' que componen música, pero aún no se garantiza que una persona ciega o con visión reducida pueda comprar un billete de avión 'online'", advierte el desarrollador tecnológico ciego y responsable de Accesibilidad de Pasiona, Juan José Montiel.
Montiel refiere su experiencia con la compra de billetes 'online', con un viaje a Seatte, después de que le cancelaran el vuelo original. Como explica, le tocó "a última hora" buscar un vuelo por su cuenta. "Encontré uno, pero la web de la línea aérea no era accesible, y no era capaz de completar la reserva. Afortunadamente, encontré una web intermediaria para completar la compra, pero estuve a punto de quedarme sin plaza y no llegar a tiempo a Seattle", donde viajaba para dar una conferencia.
Garantizar la accesibilidad en webs y aplicaciones móviles ha pasado de ser una cuestión ética a una obligación legal, como señalan desde la consultora tecnológica Pasiona, que indica que empresas como Endesa o Iberia se han enfrentado a sanciones de 30.000 euros cada una por este hecho.
Además, desde septiembre de 2018 la ley se ha endurecido, obligando a los organismos públicos o con financiación pública a hacer accesibles no solo sus portales web, sino también sus aplicaciones nativas.
Montiel asegura que "más allá de cumplir o no la ley, las empresas y los desarrolladores muchas veces no son conscientes de las barreras que generan, sin querer, al crear webs no accesibles".
"La discapacidad no la tiene la persona, la provoca la tecnología cuando se desarrolla sin pensar en la inclusión", concluye el responsable de Accesibilidad de Pasiona.