El Gobierno de Pedro Sánchez decidió este martes incluir la prohibición de cambiar de operador de telefonía en el paquete de medidas que aprobó para aliviar el impacto económico del coronavirus.
Una decisión que -según el Ejecutivo- busca impedir que los instaladores se desplacen hasta los domicilios y así no se genere un nuevo foco de contagio del coronavirus. De esta manera, estos cambios de operador se aplazarán durante el tiempo que dure el estado de alarma y como mínimo en los próximos quince días.
La portabilidad es la principal arma de las compañías de telecomunicaciones para ganar clientes y arrebatárselos a sus competidores, el germen de la guerra comercial que vive el sector hace mas de un lustro.
De facto, esta medida frena esta guerra comercial, lo que ha generado discrepancias entre las propias compañías que se dividen casi en partes iguales en relación a la aprobación a este decreto.
Quienes defienden la decisión de Moncloa -las operadoras más grandes- indican que es una medida acertada en un contexto en el que de igual manera no se iban a producir demasiados movimientos comerciales en portabilidad.
Mantener el servicio
"Es lo mejor que se podría haber hecho", dice un directivo sel sector argumentando que se defiende la salud de los instaladores y se prioriza lo que de verdad importa en estos momentos: la seguridad del servicio y el buen funcionamiento de las redes.
Estas fuentes indican que sin la presión comercial podrán trabajar completamente en mantener las redes en las próximas semanas, las que sufrirán una situación de alta demanda que nunca se había producido en la infraestructura de telecomunicaciones española.
No obstante, del lado de quienes rechazan la medida -las operadoras pequeñas- se indica que no se está tomando en cuenta la pérdida de puestos de trabajo en la plantilla especializada en la captación de clientes, subcontratas en muchas ocasiones, pero en algunas ocasiones contratadas por la propia teleco.
Estas fuentes estiman que estamos hablando de unos 20.000 a 30.000 empleos, una cifra que no incluye las subcontratas de técnicos e instaladores, que sin portabilidades ven reducida su principal carga de trabajo.
Los críticos con esta medida también advierten que se están recortando derechos a los consumidores y que se fomenta la pérdida de contectividad. "Si un cliente tiene mala calidad de navegación o señal de móvil se le está obligando a seguir con su operador aunque le esté dando un mal servicio", indican.
Portabilidad de febrero
Respecto de los problemas de los instaladores, indican que si sigue abierta la posibilidad para que se reparen instalaciones y se den de alta nuevas líneas, "¿por qué no se pueden hacer portabilidades?, el desplazamiento al hogar es el mismo"
"Ningún país europeo, ni Italia lo ha prohibido", agregan. Incluso advierten que el cambio de una línea móvil no requiere instalación, sino que simplemente el envío de una tarjeta SIM que se puede enviar a través de Amazon o El Corte Inglés en un sobre cerrado y sin necesidad de contacto físico con el cliente.
En cuanto a la portabilidad, los últimos datos conocidos en en febrero indicaron que los grandes ganadores y los que más líneas ganaron fueron MásMóvil, Digi y Vodafone.
La operadora presidida por Meinrad Spenger registró una portabilidad neta de 57.800 líneas móviles, mientras que Digi volvió a ganar 27.000 nuevos clientes móviles. Vodafone consolidó su crecimiento de los últimos meses con un alza de 20.700 altas. Movistar se dejó 56.800 líneas móviles y Orange también perdió 58.900.
En el caso de las líneas fijas de internet, MásMóvil es la única operadora que ganó líneas con 26.000 líneas, por las 19.000 que perdió Movistar, las 11.000 que se dejó Orange, las 15.000 que se fueron de Vodafone y las 600 que perdió Euskaltel.