Vodafone España comienza este curso -quizás uno de los más decisivos para la operadora en la última década- de la mano de un nuevo CEO. La compañía deja atrás ocho años bajo el mando de António Coimbra y enfrenta una nueva oleada de fusiones en nuestro país, precisamente junto a un experto en consolidaciones (M&A).
Colman Deegan llega a España en medio de los rumores de mercado que dan por hecho un matrimonio entre Vodafone y MásMóvil, como una de las soluciones para aliviar la carga de las operadoras españolas.
Un sector que lleva varios años siendo deflacionario, que hoy por hoy se enfrenta a una guerra fratricida por robar clientes y que necesita al menos 6.000 millones para afrontar la inversión en infraestructuras durante el próximo lustro.
Una operación de la que Deegan está totalmente informado. Las fuentes consultadas indican que oficialmente no hay ningún contacto y que si hubo tanteos preliminares estos fueron solo a nivel externo. Pero también sabe que las fusiones están en la carpeta de todos los operadores y que hay un plan B dentro de la propia Vodafone si es que todo se acelera.
Los fondos que compraron MásMóvil (KKR y Cinven) no ocultan que uno de sus objetivos en el mediano plazo es ser protagonistas de las fusiones españolas y Vodafone no quiere afrontar una operación de este tipo sin dar la batalla e intentar ser el caballo ganador que se imponga en una eventual fusión.
Compra de ONO
En este sentido, uno de los mensajes que se han trasladado al nuevo CEO es precisamente la posición ante eventuales integraciones. Y la premisa es muy simple: no sentarse a negociar por menos de 8.000-7.00 millones de euros, similar al coste de 7.200 millones que tuvo la compra de ONO en 2014.
Es la barrera psicológica. Ningún directivo de la matriz de Vodafone toleraría que la filial española se venda por menos de estos 7.200 millones. Estamos hablando de la mayor compra que se ha realizado en España para una operadora de telecomunicaciones, una cifra que hoy por hoy se antoja sobrevalorada.
Fue una operación traumática para Vodafone, ya que seis años después siguen sin digerirla y es responsable en buena medida de que la compañía siga sin poder volver a los beneficios, pese a que llevan un lustro reduciendo costes y reestructurando la compañía.
Las informaciones que se han publicado valoran la compra de Vodafone entre 5.000 y 6.000 millones, el mismo dinero que costaría comprar MásMóvil. Una cifra que en Vodafone grupo se considera totalmente insuficiente. Vodafone no quiere vender en estos momentos, ni tampoco negocia para comprar, pero está claro que si llega una oferta en torno a los 8.000 millones se lo pensaría.
La pregunta es ¿podría llegar una oferta de MásMóvil por este montante? Y la respuesta es que por ahora no, aunque no se descarta en el futuro si es que KKR y Cinven se hacen fuertes y logran la suficiente financiación para la operación.
MásMóvil más Vodafone
Vodafone factura en España unos 4.200 millones y sus activos en redes fijas y móviles suman otros miles de millones de euros, lo que hace imposible plantearse una operación como la que se especula. Se malvendería la compañía y además en un momento en el que ya ha pasado la travesía en el desierto y vuelve a aumentar sus ingresos.
Con estos números, el planteamiento de no sentarse a negociar por menos de 8.000 millones tiene sentido y añade un nuevo hándicap a la operación. Como ya contó este periódico, sumar Vodafone y MásMóvil no es tan ventajoso para sus propias cuentas, más allá de la rentabilidad a corto plazo que tendría un fondo especulativo.
Matemáticamente, las dos compañías sumarían una facturación anual de 5.977 millones de euros y 25 millones de clientes, desplazando a Orange -5.280 millones de facturación y 20 millones de clientes- de la segunda posición por cuota de mercado en España.
El problema es que en el sector de las telecomunicaciones uno más uno no siempre es dos. La estructura de clientes de Vodafone se solapa con la de MásMóvil en casi todos sus mercados, en fijo, en móvil y en convergencia.
Redes poco convergentes
Vodafone tiene una red móvil enfocada al 5G y una fija en la que la fibra óptica no es protagonista. Por su parte, MásMóvil tiene una red desarrollada de la mano de sus acuerdos con Orange, tanto en móviles como en despliegue de fibra óptica.
En estos momentos, MásMóvil paga a Orange alrededor de 110 millones de euros al año por alquilar su red de fibra, un ahorro potencial que desaparecería moviéndose a la red Vodafone, donde prima el ADSL y no la fibra.
Del mismo modo, no parece que haya en el mercado 7.000 o 8.000 millones de euros que puedan financiar la operación. KKR y sus socios acaban de pagar 3.000 millones por MásMóvil y parece poco probable que Vodafone, o MásMóvil, encuentren financiación con una serie de ventas en marcha y necesidad de liquidez.