José María Álvarez-Pallete cumple este jueves cinco años al mando de Telefónica. Un lustro en el que se han cumplido muchos hitos como la consolidación de la digitalización de la compañía, la reducción de su abultada deuda o la transformación del modelo de negocio de sus activos más analógicos; pero que también abre la puerta a muchos desafíos.
La marcha de la compañía en los últimos cinco años ha abonado el terreno para la puesta en marcha de retos como la consolidación del despliegue del 5G en sus principales mercados o la monetización de sus filiales en Latinoamérica. Deja además un gran desafío pendiente: la evolución de la operadora en bolsa.
A la espera de recibir la autorización de importantes operaciones corporativas como la fusión con Virgin en Reino Unido o la venta de Telxius a American Tower, la Nueva Telefónica que quiere construir Pallete se enfrentará además a la reconstrucción económica post-Covid y a un escenario marcado por la necesidad de multiplicar la inversión, la sobrerregulación y la irrupción de nuevos actores que no tienen las mismas obligaciones.
No será fácil, pero también es cierto que pocos pensaron hace cinco años que Telefónica estuviese en el año 2021 compitiendo con las grandes tecnológicas extranjeras para ser una compañía digital al servicio de la nueva sociedad conectada. Y menos después del duro impacto que ha significado la Covid para todo el sector en España y en el mundo.
Pallete tiene una hoja de ruta y hasta ahora ha cumplido con los objetivos que se ha ido planteando. Quiere que Telefónica tenga el mismo impacto en sus clientes que Amazon, Microsoft o Google y para ello ha decidido bajar la exposición en redes móviles y en infraestructura y apostar por sus divisiones digitales.
Apuesta digital
Hace cinco años Telefónica era una operadora que construía redes, invertía en torres y se enfocaba en vender líneas telefónicas y paquetes de servicios de telecomunicaciones. Hoy, servicios como cloud, seguridad, IoT, big data o vídeo, suponen casi 10.000 millones de euros en ingresos, una quinta parte de toda su facturación total.
Del mismo modo, los ingresos asociados a la conectividad de banda ancha junto a los servicios más allá de la conectividad representan más del 60% del total, reflejando la transformación de los ingresos y aumentando la sostenibilidad del negocio, mientras que la voz y el acceso se reducen su peso hasta menos de un tercio del total.
El punto de inflexión se produjo en noviembre de 2019 cuando Pallete presentó su plan estratégico con cinco ejes: foco en España, Brasil, Reino Unido y Alemania como mercados clave; creación de Telefónica Tech; y de Telefónica Infra; spin-off operativo de Hispanoamérica y redefinición del centro corporativo.
A partir de ahí se han ido cumpliendo las metas, quizás más lento de lo que quisiera el mercado, pero con el hándicap de un año y medio de pandemia. En los cuatro mercados claves la compañía ha cerrado importantes alianzas en Alemania para despliegue de fibra rural; Reino Unido, con una joint venture con Liberty para crear el mayor operador de este país; o en Brasil donde ha comprado parte de los activos de OI.
Del mismo modo, en enero de este año Telxius ha cerrado un acuerdo con American Tower para la venta de 30.722 de sus torres en Europa y Latinoamérica en una operación que permitirá a Telefónica reducir 4.600 millones de euros de deuda. En la línea de monetizar sus infraestructuras también ha cerrado acuerdos de despliegue de fibra en Chile y Brasil.
Reducción de la deuda
En el caso de Telefónica Tech, se ha convertido en la división de la compañía con mayores tasas de crecimiento. Los ingresos de la división crecieron un 13,6% interanual en 2020 hasta los 1.504 millones de euros, pero las previsiones apuntan a que se superen los 2.000 millones en el próximo trienio.
El cumplimiento de esta hoja de ruta ha ido acompañado de la reducción de la deuda, uno de los males endémicos de la compañía. La compañía ha reducido 17.000 millones de euros de deuda desde mediados de 2016, un tercio del pasivo heredado de César Alierta. Actualmente, Telefónica cuenta con 35.228 millones de euros de deuda frente a los 52.000 que tenía cuando Pallete tomó las riendas.
En términos operativos Telefónica ha duplicado el número de unidades inmobiliarias con fibra hasta el hogar (FTTH), con 47,8 millones de unidades, y cerró 2020 con 134,8 millones de unidades inmobiliarias pasadas por su red de ultra banda ancha. En España tiene un 80% de cobertura 5G y la penetración de la fibra es del 85%, en gran parte gracias al despliegue de la operadora.
No obstante, el gran lastre sigue siendo la cotización en bolsa. La inestabilidad del sector telco en todo el mundo, las inversiones pendientes, la inestabilidad en Latinoamérica y la excesiva regulación que les debilita ante los gigantes digitales, son factores que han pasado factura a la acción que actualmente cotiza en 3,81 euros, cinco euros menos que los 9,31 con los que Pallete se estrenó hace cuatro años
El mercado cree en el plan de Pallete, pero dudan de su ejecución inmediata. Los analistas le piden que se materialicen las ventas pendientes en Latinoamérica y que se aclare la entrada de un inversor estratégico. Si a eso le sumamos el derrumbe mundial de los mercados por el coronavirus, el escenario sigue siendo incierto y dificulta que la buena marcha de la compañía se traduzca en una mejor cotización.
Despliegue del 5G
Telefónica defiende que no es momento de apresurarse y que la monetización de activos no pasa por vender apresuradamente y por debajo del precio real. Del mismo modo, el propio Pallete ha manifestado públicamente que confía en que más pronto que tarde la hoja de ruta de Telefónica y la consecución de sus objetivos se traduzca en la mejora de su valor en bolsa.
Con todo, en tiempos de coronavirus Telefónica se ha convertido en un servicio esencial, en un valor refugio y en una compañía clave para el funcionamiento de la sociedad. Su red de fibra y móvil ha sido vital para la marcha de la economía durante el confinamiento en todos sus mercados, pero ahora toca el turno de seguir invirtiendo para la segunda generación de 5G.
Este es quizás el gran reto operativo: desplegar la red de 5G que permitirá el funcionamiento de ciudades, fábricas y coches conectados. Un entorno en el que el propio Pallete ha reivindicado igualdad regulatoria para todos los actores y un medioambiente inversor con menos rigidez legislativa y que permita apostar por empresas fuertes y multinacionales en Europa.