Fin a la polémica. Indra ha comunicado a la CNMV la nueva estructura de su cúpula directiva. Después de una semana de debates tras conocerse la salida de Fernando Abril-Martorell, finalmente, se ha certificado el nombramiento de su sustituto Marc Murtra, tras una reunión del consejo de administración celebrada este jueves.
No obstante, el nombramiento ha traído algunas sorpresas. La primera es que Marc Murtra será presidente no ejecutivo de la compañía y en el papel no tendrá control sobre la gestión, como sí lo tenía Abril-Martorell.
Para ello, este mismo jueves se han designado dos consejeros delegados con funciones ejecutivas, y de carácter solidario, que serán responsables directos de la gestión. Ignacio Mataix y Cristina Ruiz serán los encargados de las divisiones de Transporte y Defensa y Minsait, respectivamente.
Estamos ante un acuerdo entre todos los consejeros de la compañía y un pacto con quienes se opusieron a las formas en las que se quería designar a Murtra, un nombramiento además calificado de "político" por algunos bancos de inversión.
La SEPI, en su condición de accionista mayoritario, quiso imponer a Murtra como sustituto de Abril-Martorell, pero sin un proceso de selección respetuoso con las mejores normas de gobernanza social de las empresas del Ibex.
Equipo gestor
Finalmente, y tras días de debate, se acordó el nombramiento impuesto por la SEPI, pero recortando sus funciones de gestión. Murtra será presidente de Indra, pero no tendrá las atribuciones ni las funciones de su antecesor en el cargo. Una solución que ha permitido desbloquear su nombramiento.
Mataix y Ruiz son además dos ejecutivos de la máxima confianza de Martorell, por lo que es probable que realicen una política continuista de la anterior gestión. Una situación que persigue tranquilizar al mercado, que castigó la cotización de Indra con descensos del 14% tras conocerse la salida de su anterior presidente.
Precisamente, los retos que enfrenta el nuevo equipo tienen que ver con continuar con la gestión de Abril-Martorell. Ahora, la compañía está más saneada económicamente y tiene mayor reconocimiento internacional que cuando este sustituyó a Javier Monzón.
La intención de Indra es acabar 2021 con unos ingresos por encima de los 3.200 millones de euros. Conviene recordar que acabó 2020 con 3.043 millones. Además, el Ebit reportado pretende que sea superior a los 200 millones (-33 millones en 2020). Y el flujo de caja está previsto que supere los 120 millones de euros, sin incluir las salidas de caja correspondientes a los planes de transformación de la plantilla.
Además, deberá mantener la senda positiva de beneficios que ya ha mostrado durante el primer trimestre de 2021: 22 millones de euros. Se trata de un 255,3% más respecto al mismo periodo del año anterior.
Retos del nuevo equipo
Dicho con otras palabras, recuperar los niveles previos a la crisis durante 2021. Pues en 2019 el beneficio fue de 121 millones, frente a las pérdidas de 65 millones en 2020. Y eso sin olvidar retomar la política de retribución al accionista en este ejercicio.
El nuevo equipo deberá poner el foco en la preparación de una serie de proyectos para los fondos europeos que, sin duda, impulsarán los resultados de la compañía. En su hoja de ruta también tendrá cabida la adquisición de alguna empresa para su unidad digital. Compras que ya impulsó su predecesor, como en el caso de Tecnocom.
Fernando Abril-Martorell deja Indra con una cartera de proyectos récord: 5.322 millones de euros. Asimismo, y durante los últimos quince años, la tecnológica forma parte del Dow Jones Sustainability Index (DJSI), un índice conformado sólo por el 10% de las compañías cotizadas más sostenibles del mundo.
También son cinco los años que lleva de forma consecutiva en el FTSE4Good, que premia el gobierno corporativo y las medidas anticorrupción. Medallas que el nuevo equipo deberá mantener.
Durante los últimos seis años en los que Abril-Martorell ha estado al frente de Indra, la compañía ha invertido en innovación entre un 5% y un 9% de las ventas. Se trata de 1.200 millones de euros dedicados a I+D+i durante su presidencia.
Fue en 2020 cuando se llegó a su máximo, con 265 millones de euros (un 8,7% más respecto a 2019). El nuevo equipo deberá seguir haciendo hincapié en la innovación, un elemento que se ha demostrado clave para su competitividad.