España ha sido un país pionero en el despliegue de fibra óptica en Europa, muy por delante de otras grandes economías europeas. Sin embargo, es inviable llevar la red a todos y cada uno de los hogares de España, pero esto no significa que todos los españoles no puedan disfrutar de Internet de alta velocidad.
Desde hace años, la conectividad por satélite es una alternativa real y rentable para que las personas que residen en zonas de la España Vaciada a las que probablemente nunca llegue la fibra se conecten a Internet de alta calidad.
La estrategia España Digital 2025 se ha marcado como objetivo que toda la población en España tenga acceso a una conectividad digital de al menos 100 Mbps en 2025, con el fin de acabar así con la brecha digital que aún persiste entre las zonas urbanas y rurales del país.
Según los últimos datos del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, en junio de 2020 el 87,6% de la población española tenía acceso a redes que proporcionaban esas velocidades, en su mayor parte de fibra óptica. Sin embargo, en zonas rurales, ese porcentaje desciende hasta el 63%.
Para mejorar estas cifras el Gobierno ha puesto en marcha el Plan UNICO, cuya primera convocatoria dotada con 250 millones de euros de presupuesto acaba de cerrarse. El objetivo es que la cobertura de redes con velocidad superior a 100 Mbps alcance el 95% de la población en 2023.
La España sin fibra
Pese a esta fuerte apuesta del Gobierno por cubrir el país de fibra óptica en los próximos años con la ayuda de los fondos europeos, siempre quedará ese 5% de la población a la que será inviable llegar con estas redes.
Y es que, a medida que avance el despliegue de fibra óptica por el país, va siendo cada vez más costoso y complicado llegar a la población restante. La falta de rentabilidad o las dificultades orográficas hacen que cubrir el 100% del territorio con estas redes sea imposible.
Ahí es donde entran en juego los sistemas alternativos de conectividad sin cables, como el satélite, que ofrecen las mismas características a un coste competitivo para los clientes y con un sencillo proceso de instalación.
De hecho, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia apunta que es preciso completar el despliegue de la conectividad de alta velocidad en todo el territorio nacional con una aproximación de neutralidad tecnológica, aprovechando las distintas alternativas disponibles (torres de telecomunicaciones, red eléctrica, satélite, etc.).
Una alternativa desconocida
La conectividad por satélite sigue siendo bastante desconocida en España, pero cada vez se cuenta más con ella, como refleja el informe 'Cómo la España llena su tiempo en Internet', elaborado por Eurona y Kantar.
En concreto, las tecnologías de conectividad sin cable han captado 192.000 nuevos clientes en el medio rural y elevan a un total de 2,06 millones el número de personas conectadas a través de estos sistemas alternativos a la fibra y ADSL, que no llegan por igual a todos los municipios españoles.
El consejero delegado de Eurona, Fernando Ojeda, destaca que está muy bien intentar llevar la fibra a toda España, pero al final habrá un 5% de la población y un 25% del territorio al que nunca llegarán estas redes. Por ello defiende, que el satélite siempre va a ser una solución "complementaria y necesaria".
Pero no sólo servirá para dar servicio a las zonas más remotas de la España rural, sino que también puede servir de puente a la espera de que avancen los despliegues de red fija.
De esta manera, aquellas localidades a las que está previsto lleguen las redes de fibra en unos años no tendrán que esperar hasta 2023 o 2025 para disfrutar de Internet de alta velocidad.
"No podemos tener a esos dos millones de personas desconectados cuando el Internet por satélite también vale para hacer de puente entre ninguna conexión y la fibra dentro de dos o tres años", advierte Ojeda.
Ayudas públicas
La tecnología satelital ya está disponible en el mercado y no requiere que el usuario haga ninguna inversión en infraestructura. Además, en los municipios de menos de 5.000 habitantes el alta, la instalación y el equipo, que tiene un coste aproximado de 400 euros, son financiados íntegramente por Red.es.
De esta manera, el cliente únicamente tiene que pagar la cuota mensual del servicio, como hace un usuario de fibra óptica. Una tarifa que se mueve entre los 25 y 45 euros, dependiendo del producto o las prestaciones que la persona necesite.
Para lograr que esta tecnología sea cada vez más popular, Ojea remarca que en Eurona están trabajando por acelerar la llegada de Internet a esas zonas mediante el satélite con una combinación de campañas de sensibilización y precios competitivos.
Y es que el mayor perjuicio que existe hoy para a la hora de contratar conectividad por satélite es que "todo el mundo quiere tener fibra en la puerta de su casa", lo que es muy distinto a tener derecho a contar con un Internet de calidad de 100 Mbps.