El encarecimiento del coste de la vida por la actual situación económica y el aumento de la inflación está llevando a los hogares a revisar sus necesidades y reajustar en consecuencia sus prioridades de gasto. Un análisis del que no se escapa la factura que los usuarios pagan mensualmente por sus servicios de telecomunicaciones.
Este mayor control del gasto por parte de los consumidores puede suponer una amenaza a la estrategia de subidas de precios que están llevando a cabo las operadoras para hacer frente al incremento de los costes operativos que están padeciendo como consecuencia de esa misma inflación.
De hecho, en su informe anual sobre de los diez principales riesgos a los que se enfrentan los operadores de telecomunicaciones la consultora EY sitúa por primera vez el que estas compañías no sean capaces de dar una respuesta adecuada a sus clientes ante este encarecimiento del coste de la vida y que esto acabe afectando a su negocio.
"El aumento del coste de la vida ha llevado a los consumidores a reajustar sus prioridades de gasto. La incapacidad de las empresas de telecomunicaciones para responder a este cambio de mentalidad es ahora la mayor amenaza a la que se enfrenta la industria", remarca.
EY recuerda que la pandemia de la Covid-19 desencadenó una mayor demanda de servicios de conectividad y de contenidos, que actuaron como un salvavidas para muchas personas durante los periodos de confinamiento. Sin embargo, la actual crisis del coste de vida ha obligado a los hogares a reajustar sus prioridades.
En este contexto de recorte del gasto de los hogares, la consultora señala que los consumidores analizan con más detalle qué es lo que les ofrece su operadora y advierte de que el riesgo de que un cliente abandone su compañía de telecomunicaciones o se cambie a una tarifa más barata es cada vez mayor.
"Los operadores en algunos mercados ya están vinculando los aumentos de precios a las tasas de inflación. Si bien esto históricamente ha ayudado a justificar los incrementos de tarifas, es poco probable que los clientes acepten subidas de precios adicionales en el clima actual", señala la firma.
Preocupación
Según recoge un estudio realizado el pasado año por EY en varios países, entre ellos España, el 60% de los hogares admite estar preocupado por un posible incremento de los precios que pagan al mes por sus servicios de telefonía e Internet. Incluso un 33% afirma que tiene previsto recortar el gasto que destina a conectividad y contenido.
A estos se suma el hecho de que casi la mitad (45%) de los encuestados cree que paga de más por los servicios de contenido y una proporción similar (44%) piensa que su proveedor de banda ancha no hace lo suficiente para recomendarle la oferta más adecuada de toda su cartera de tarifas.
El responsable de telecomunicaciones de EY Global, Tom Loozen, destaca que, tras el boom de conectividad que trajo la pandemia, las operadoras están ignorando "por su cuenta y riesgo" este cambio de mentalidad de los usuarios en el nuevo entorno económico. Por ello, recomienda a las empresas que desarrollen propuestas comerciales "claras, simples y seguras" que tranquilicen y atraigan a los clientes.
Asimismo, Loozen añade que estas amenazas se ven agravadas también por la creciente presión de los reguladores en nombre de los consumidores, ya algunos gobiernos están exigiendo a las empresas de telecomunicaciones un mayor esfuerzo para que ofrezcan "tarifas sociales" que mejoren la asequilibidad de sus servicios.
Mayores riesgos
Como cada año, EY analiza los diez principales riesgos que ha detectado en el sector de las telecomunicaciones, que este año 2023 estará marcado por un entorno inflacionista que eleva los costes de operación y obliga a las empresas a hacer frente diversas amenazas "urgentes y diversas".
Este escenario de alta inflación ha provocado que una respuesta insuficiente a las demandas de los clientes durante esta "crisis del coste de la vida" haya desbancado como principal riesgo en el sector a no ser capaces de garantizar la resiliencia de la infraestructura y unos niveles adecuados de cobertura.
Desde el inicio de la pandemia de la Covid-19 esta ha sido todos los años la principal amenaza para el negocio del sector de las telecomunicaciones, según EY. Sin embargo, este año ha caído hasta el sexto puesto debido al repunte de otros riesgos más acuciantes para el sector.
Así, por encima también se han situado esta vez subestimar las cambiantes exigencias en materia de seguridad y confianza, la falta de mejora de la cultura laboral y los métodos de trabajo, la mala gestión de la agenda de sostenibilidad o la imposibilidad de acelerar la eficiencia mediante la digitalización.