La industria tecnológica se echaba las manos a la cabeza el pasado viernes al conocer la abrupta salida de Sam Altman, co-fundador y CEO, de OpenAI. La junta directiva de la empresa pionera en inteligencia artificial publicó un escueto comunicado explicando que Altman ya no contaba con su confianza y que no continuaría ostentando sus responsabilidades como consejero delegado de la empresa. Además, nombra a Emmett Shear, un ex ejecutivo de Twitch, como nuevo director ejecutivo interino.
La noticia no sólo pilló por sorpresa al propio Altman, quien el día anterior había participado en una reunión con desarrolladores, investigadores e inversores del sector en representación de los intereses de OpenAI, sino también a los empleados de la empresa, a un gran número de directivos y a sus inversores.
El estupor inicial dio paso a una rápida concatenación de acontecimientos que ha dejado a OpenAI en una situación cuanto menos singular. Apenas tres horas después de conocerse la noticia, Greg Brockman, co-fundador y presidente de OpenAI, anunció su dimisión en X (antiguo Twitter.) Tres investigadores de alto nivel de la firma, Jakub Pachocki, Aleksander Madry y Szymon Sidor, también presentaron su dimisión ese mismo día.
Cierre de filas
Por su parte, Satya Nadella, CEO de Microsoft (uno de los principales socios de OpenAI), supuestamente estaría "furioso" al enterarse de la partida de Altman "minutos" después de que ocurriera. Fuentes cercanas a Nadella han confirmado a varios medios de comunicación estadounidenses que ha estado en contacto con Altman desde el viernes y que se ha comprometido a apoyar al visionario tanto de forma individual como en su papel de socio tecnológico y patrocinador de OpenAI.
Otros inversores de referencia en la empresa que ha revolucionado la inteligencia artificial al universalizar el acceso a grandes modelos de lenguaje (LLM por sus siglas en inglés), se han unido a la misión del directivo de Microsoft. Los fondos Tiger Global, Sequoia Capital y Thrive Capital han cerrado filas en torno a Altman para ejercer presión sobre la junta directiva de OpenAI para que rectifique su decisión, tal y como publicó el Wall Street Journal el sábado.
Mientras, fuentes cercanas a la empresa comparten el temor de los ejecutivos ante una posible demanda contra la junta directiva por parte de los principales fondos de capital de riesgo que han apostado por OpenAI, incluyendo Khosla Ventures y el co-fundador de LinkedIn, Reid Hoffman, antiguo miembro de la junta directiva de OpenAI. Cabe destacar que ninguno de ellos recibió aviso previo de la decisión de despedir a Altman. Echando más leña al fuego, el fundador de Khosla Ventures, Vinod Khosla, dijo que el fondo quiere que Altman regrese a OpenAI pero que le respaldará en "lo que sea que haga a continuación".
Sin ánimo de lucro
La estructura de OpenAI es en gran parte responsable de la guerra intestina que se está librando en la empresa. La compañía, fundada como un organismo sin ánimo de lucro, sufrió una transformación radical en 2018, cuando Altman la convirtió en una empresa con fines de lucro. Fue entonces cuando negoció una inversión inicial de mil millones de dólares con Microsoft. La empresa con sede en Seattle ha invertido cerca de 12.000 millones de dólares en OpenAi desde entonces.
No obstante, según los estatutos de OpenAI, la junta directiva de su organismo sin ánimo de lucro (una sociedad registrada a tal efecto) es el "órgano rector general de todas las actividades de OpenAI". Los seis miembros de esa junta incluyen a destacadas personalidades de la industria y el mundo académico como al científico jefe de OpenAI, Ilya Sutskever, el director ejecutivo de Quora, Adam D'Angelo, la empresaria tecnológica Tasha McCauley y Helen Toner del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de Georgetown.
Todos ellos han mostrado su preocupación respecto al rumbo que ha ido tomando la empresa en los últimos meses, además de su desacuerdo con la creciente influencia personal de Altman en la industria. McCauley y Toner, por ejemplo, están vinculadas a los movimientos Racionalista y Altruista Efectivo, cuyos miembros temen que la IA algún día pueda llegar a destruir a la humanidad.
Sutskever, uno de los primeros empleados de OpenAI, también comparte esta filosofía, lo que le llevó a fundar un nuevo equipo de Super Alineación dentro de la empresa para diseñar controles para GPT-4 y sus versiones futuras. En principio, Altman se ha mostrado abierto a escuchar y compartir hasta cierto punto dichas preocupaciones, aunque también quería que OpenAI fuera competitiva a nivel empresarial.
Microsoft
Al estar gobernada por la junta directiva del ente sin fines de lucro, los inversores - como Microsoft - reciben beneficios de OpenAI, aunque limitados. Cualquier suma que supere el límite impuesto por el órgano directivo, se reconduce a la organización sin fines de lucro y se invierte en más investigación y desarrollo.
Son precisamente esos inversores los que están trabajando a contrarreloj para traer de vuelta a Altman y proteger su inversión. Las firmas de capital de riesgo que ocupan puestos en la entidad con fines de lucro de OpenAI están estudiando un plan de acción junto a Microsoft y varios empleados de la compañía para traer de regreso a Altman, según fuentes citadas por Forbes.
Dicho plan pasaría por convencer a la directiva de OpenAI (empezando por la consejera delegada en funciones, Mira Murati) de que la situación actual es insostenible. Microsoft se encargaría de ´capar´ el acceso a los créditos de computación en su nube mientras que los socios financieros de la startup presionarían con una posible demanda.
El poder de negociación de Microsoft es fundamental para inclinar la balanza a favor de la vuelta de Altman, pues OpenAI ha recibido solo una parte de los 10.000 millones de dólares prometidos por el gigante tecnológico.
En este sentido, The Verge informó el sábado por la noche que la junta había acordado en principio renunciar, lo que dejaría vía libre para un nuevo director cuyos intereses estén en línea con los de Microsoft, y por tanto, con la vuelta de los dos co-fundadores. El Wall Street Journal publicó por su parte que en una reciente conversación de Altman con otros empleados de OpenAI, este dijo que era "ridículo" que los principales accionistas no tuvieran voz en el gobierno de la empresa. A cierre de esta edición, ninguna de las partes involucradas ha querido pronunciarse al respecto.
¿Vuelta de Altman?
Por su parte, Altman se ha mostrado "ambivalente" sobre su posible regreso a la empresa que fundó en 2018. Habría dejado claro no obstante, que para hacerlo, espera ver cambios de gestión "significativos", según fuentes citadas por The Verge.
Otras fuentes cercanas al 'padre' de ChatGPT apuntan que si los esfuerzos de Microsoft y los inversores no dieran su fruto “a tiempo”, Altman y Brockman “estaría dispuestos a recaudar capital para una nueva startup”. "Si no lo resuelven lo antes posible, simplemente seguirán adelante con Newco", añadió una fuente de la que se han hecho eco varios medios de primer nivel.
Otra fuente cercana al fondo de inversión Sequoia ha confirmado los contactos con Microsoft para apoyar a traer de vuelta a Altman y Brockman a OpenAI, aunque el fondo “apoyaría a Altman independientemente de la opción que elija”.
Sam Altman también se ha mantenido ocupado el fin de semana. The Information se hizo eco de una reunión del fundador d OpenAI con varios inversores para recaudar fondos para un nuevo proyecto. Cabe recordar que a finales de septiembre Altman viajó a Oriente Próximo para reunirse con varios inversores y que, tal y como informó el New York Times en ese momento, solicitó unos mil millones de dólares en financiación de SoftBank, el banco de inversión japonés especializado en tecnología.
Otra opción barajada por Altman antes de su abrupta salida de OpenAI es la de financiar una “oferta pública” de acciones que valoraría OpenAI en más de 80.000 millones de dólares, lo que supondría el triple del valor de la empresa a mediados de año.
Además, el sábado por la noche, docenas de personas, entre los que se contaban varios empleados de OpenAI, se reunieron en la mansión de Altman en el exclusivo barrio de Russian Hill de San Francisco, para mostrarle su apoyo y debatir el futuro de la compañía.
Mientras, el director de estrategia, Jason Kwon, escribió en un memorando enviado al personal el sábado por la noche que la compañía seguía siendo "optimista" sobre sus opciones de traer de regreso a Altman y a Brockman, así como a los investigadores Jakub Pachocki, Aleksander Madry y Szymon Sidor.
"Todavía estamos trabajando para lograr una resolución y seguimos siendo optimistas", escribió Kwon, según The Information. "Por resolución nos referimos a traer de vuelta a Sam, Greg, Jakub, Syzmon, Aleksander y otros colegas (¡perdón si me dejo a alguien!) y seguir siendo el lugar donde las personas que quieran trabajar en investigación, seguridad, productos y políticas de Inteligencia Artificial General puedan hacer su mejor trabajo".
Por su parte, la junta directiva de OpenAI mantiene su decisión de destituir a su ex director ejecutivo Sam Altman, según un memorando interno enviado al personal de la compañía el domingo por la noche al que ha tenido acceso The New York Times.
"La junta directiva defiende firmemente su decisión como el único camino para avanzar y defender la misión de OpenAI", recoge el memorando.
Además, la compañía nombra a Emmett Shear, un ex ejecutivo de Twitch, como nuevo director ejecutivo interino. La junta explica en el memorando que Shear tiene una "combinación única de habilidades, experiencia y relaciones que impulsarán a OpenAI hacia adelante".