La tecnología que cambiará la detección de desastres naturales o la reconstrucción en las zonas afectadas
- La tecnología desarrollada por la finlandesa ICEYE permitió contar con información precisa del impacto de la DANA desde los primeros días.
- Más información: La constelación de satélites que blindará las comunicaciones de España: usará la computación cuántica para evitar espías
Las localidades españolas que vieron como la DANA del 29 de octubre arrasaba con todo lo que había a su paso han encontrado en los microsatélites un nuevo aliado. La cantidad de información recopilada y su elevado grado de precisión no sólo han permitido a las autoridades actuar con mayor eficacia en los días posteriores al suceso, sino que también podrán ser de gran utilidad para acelerar la fase de reconstrucción.
Gracias a los microsatélites de radar de apertura sintética (SAR por sus siglas en inglés) sabemos que la DANA ha provocado inundaciones en 668 kilómetros cuadrados de zonas tanto urbanas como agrícolas y ha dañado 6.805 edificios. Detrás de estos datos está ICEYE, una compañía finlandesa que en los días posteriores a la catástrofe puso toda la información de la que dispone en manos de las autoridades españolas.
ICEYE se fundó en 2014 para monitorear cómo se movía el hielo en los polos y poder analizar su impacto. Posteriormente, y gracias a los avances en la tecnología espacial, sobre todo en la fabricación de satélites, la compañía ha ido sumando a su cartera nuevas aplicaciones y proyectos y ha logrado desplegar una constelación que alcanza ya los 38 microsatélites SAR.
De todas esas aplicaciones, una de las más relevantes es la que tiene que ver la gestión de las catástrofes naturales y que ha sido la que ha empleado en España durante la DANA. Gonzalo García-Muñoz, director general de ICEYE en España, explica a EL ESPAÑOL-Invertia, que la compañía apenas tenía presencia comercial en nuestro país hasta hace unas semanas.
A partir del 31 de octubre, ICEYE comenzó a enviar cada 24 horas a la Generalitat valenciana reportes "bastantes precisos" de cómo estaba evolucionando la inundación gracias a la información recopilada por su constelación de microsatélites y su combinación con los datos obtenidos a través de otras fuentes de información, desde organismos oficiales hasta redes sociales.
Entre la información facilitada inicialmente a las autoridades se incluía la extensión de la inundación, las zonas concretas que se vieron afectadas o la profundidad que alcanzó el agua. "Esto te da una idea de la severidad de la inundación y de la gravedad de los daños", explica García-Muñoz.
A medida que la inundación desapareció y se redujeron las zonas anegadas, ICEYE empezó a remitir información sobre los daños que han sufrido los edificios, cruzando los mapas generados por sus sistemas con otros de carácter público, como los del catastro.
En consecuencia, las autoridades han podido conocer de forma temprana cuáles han sido las infraestructuras que se han visto más impactadas por la DANA y qué localidades necesitan apoyo de manera más urgente. Unos datos que también serán de gran utilidad a la hora de gestionar la reconstrucción de todos los edificios afectados.
De hecho, no sólo las administraciones públicas se pueden beneficiar de esta información. Entre los clientes de ICEYE de otros países también hay empresas de seguros, reaseguros o entidades financieras a las que los datos proporcionados por los microsatélites les pueden ayudar a hacer una gestión más eficaz de su negocio.
Alerta temprana
Pero además de ser de utilidad tras la catástrofe, los microsatélites también pueden desempeñar un papel clave en las horas previas. García-Muñoz detalla que en ICEYE cuentan con un equipo de profesionales que está monitoreando de manera constante inundaciones o catástrofes naturales. Y aunque no son capaces de predecir exactamente qué va a ocurrir, sí pueden detectar cuando existe un mayor riesgo de que se produzcan.
De hecho, el directivo incide en que, a diferencia de otros servicios de emergencia que se activan una vez que la catástrofe está en proceso o ya ha sucedido, ellos pueden proporcionar "una alerta un poco más temprana", con horas o incluso un día de antelación, que ayuda a las administraciones a entender que puede pasar "algo serio" y activar los equipos de emergencia que sean necesarios.
Una vez que se ha generado esa alerta, la compañía es capaz de dirigir los satélites de forma más precisa para tomar imágenes de una zona en concreto. Los satélites de ICEYE pueden tomar decenas de imágenes al día de la misma área, lo que permite entender de forma "mucho más precisa" cómo está evolucionando la situación. Y esto, a su vez, permite una mejor gestión de los servicios de emergencia y rescate.
En este sentido, el director general de ICEYE en España destaca que en la compañía llevan años colaborando con agencias públicas de países como Estados Unidos y Australia, que emplean sus datos para conocer, por ejemplo, cómo ha afectado una catástrofe natural al suministro eléctrico, qué carreteras están cortadas, qué parte de la población podría necesitar alojamiento, etc.
Beneficios
García-Muñoz destaca que el uso de los microsatélites de radar en la gestión de catástrofes naturales presenta varios beneficios. El primero, y el más importante, es que gracias a su capacidad para generar alertas de lo que puede ocurrir con varias horas de antelación es posible salvar vidas.
El segundo es que tanto instituciones públicas como empresas pueden ahorrar dinero. Por un lado, al actuar de una forma más temprana y dirigir mejor los trabajos de los equipos de rescate. Por otro, al gestionar de forma más eficaz las labores a realizar una vez que ha concluido la catástrofe.
Existe un tercer beneficio más vinculado a otra de las ramas de negocio de ICEYE, que es el de mejorar el nivel de entendimiento de lo que está ocurriendo en aspectos relacionados con la defensa. De hecho, la compañía lleva desde casi el principio de su guerra con Rusia proporcionando información a Ucrania sobre los movimientos que se producen en sus fronteras.
Todo esto es posible gracias a la tecnología SAR, que permite que los satélites pueden captar imágenes en cualquier condición meteorológica (de noche, con nubes, con ceniza volcánica, etc.). Algo que no pueden hacer los satélites ópticos. Además, al funcionar como una constelación permite tomar imágenes de una misma zona múltiples veces al día.
Y gracias a la apuesta de innovación, no sólo se ha podido "miniturizar" los satélites reduciendo su peso y su tamaño, sino también aumentar su precisión. De hecho, actualmente es posible distinguir dos cosas separadas por solo 25 centímetros. Unos avances que, según García-Muñoz, demuestran que la industria está "en un momento de explosión".