Imagen de archivo de una playa.

Imagen de archivo de una playa.

Turismo

El año en el que el turismo dejó de existir: ¿volveremos a ser potencia turística?

España regresará a una política de precios low cost con el objetivo principal de atraer a viajeros internacionales. 

22 marzo, 2020 03:30

El 11 de septiembre de 2001 un atentado terrorista cambió la seguridad en aeropuertos y aviones. Pero el mundo se recuperó. Siete años después, España se sumió en una terrible crisis económica de la que el turismo no solo salió, sino que lo hizo a golpe de récord turístico. Hace tan solo unos meses, Thomas Cook quebró e hizo tambalear a parte de la industria. Y cuando el sector se recuperaba llegó la pandemia del coronavirus, que ha dado origen a una situación nueva, conocida como turismo cero.

Eso quiere decir que el turismo prácticamente no existe. Los países han restringido su entrada a los viajeros y en España no se puede viajar sin una causa justificada. Los aviones están en tierra -solo realizan vuelos de repatriación-, los AVE van vacíos, la hostelería está clausurada, los hoteles tienen hasta el 26 de marzo para cerrar sus establecimientos y las agencias no han dejado de cancelar paquetes. Ni los viajes del Imserso se pueden llevar a cabo. 

Y en este escenario que todo el sector califica de “incierto” a la vez que “desastroso” surgen muchas preguntas: ¿cuándo terminará esta crisis? ¿Cuánto tiempo aguantará el sector turístico? ¿Cuántas empresas y empleados se quedarán en el camino? O simplemente, ¿cuándo volveremos a ser una potencia turística?

De vuelta al ‘low cost’

Vayamos por partes. Básicamente, el sector da por perdido el año turístico. Solo los más confiados creen que de la temporada de verano se podrá rascar algo. De ahí que muchos hoteleros, agencias o aerolíneas miren al 2021 como el año de la salvación. Pero, ¿de dónde partirá esa recuperación y con qué armas luchamos?

Hay una solución que gana fuerza y peso a medida que pasan los días. Expertos consultados por Invertia avanzan que España volverá a una política de precios low cost con el objetivo principal de volver a atraer turistas internacionales a las islas y a las costas del país. El miedo o la incertidumbre con precios baratos siempre es más llevadera. Por lo que se espera que asistamos a un aluvión de ofertas irrechazables. 

“Hay que seducir de nuevo al consumidor y reactivar con la promoción el turismo para que viaje el nacional y para que vengan los internacionales”, asegura desde la Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializadas (Acave) su presidente, Martí Sarrate. “Partiremos de un punto cero y habrá que atraer viajeros con ofertas”, apunta. 

Pero los hay más optimistas. “La gente va a volver a viajar. Mientras sigan existiendo las aerolíneas low cost las personas seguirán volando por toda Europa”, explica Alberto Gutiérrez, fundador y CEO de Civitatis, empresa que ha visto cómo sus ventas han caído un 98%. 

Esta política dista mucho del plan en el que el Gobierno lleva años insistiendo: el turismo de calidad, es decir, priorizar la llegada de turistas que gasten más en el destino por delante de crecer en volumen. El pasado año, España cerró con un nuevo récord turístico con la llegada de 83,7 millones de euros a pesar de la quiebra de Thomas Cook. Pero solo fue un 1,2% más que el año anterior, un dato que indica el estancamiento de las cifras de la segunda potencia turística mundial. 

En este sentido, Sarrate recuerda que hay que “reforzar la marca España” para atraer a ese turista que aporta mayor gasto en el destino, como los chinos, los americanos o los coreanos. En 2019, el gasto de estos visitantes también batió una nueva marca tras crecer un 2,8% y alcanzar los 92.278 millones de euros.

Y desde luego, el sector espera como agua de mayo que el Ministerio de Turismo junto con el Gobierno lancen una política de reactivación que vaya encaminada a atacar al turismo nacional. De hecho, fuentes del sector aseguran que ya se han iniciado las reuniones para analizar y evaluar las necesidades. 

¿Qué se quedará en el camino?

Si ya sabemos de dónde veníamos como potencia turística y hacia donde podrá ir el sector solo queda regresar al presente para saber qué sobrevivirá y qué se quedará en el camino. Aquí el factor tiempo es el más importante de todos. Es decir, cuanto más se alargue la crisis y las restricciones para viajar mayor será el golpe que sufrirá el sector. Pero esta es una de las incógnitas de la ecuación más difícil de desvelar. 

Por ello, existe unanimidad en el sector sobre la medida adoptada por el Gobierno de flexibilizar los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Medida que aerolíneas como Iberia (con 13.900 empleados afectados), Ryanair (1.500) o Norwegian (7.300) han adoptado o grupos turísticos como Globalia (16.000). 

Aún así, no es suficiente. La Asociación de Líneas Aéreas (ALA) pide al Ejecutivo que flexibilice la política de reembolsos y adopte medidas excepcionales en un momento especialmente crítico para el sector aéreo, que atraviesa dificultades de liquidez y cuya viabilidad futura está en riesgo. Cabe recordar que países como Noruega han inyectado dinero en sus aerolíneas para evitar lo que ocurrió con la quiebra de la británica Flybe

De hecho, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) ha hecho un llamamiento a todos los gobiernos del mundo para que ayuden a las aerolíneas con medidas “urgentes” de apoyo. La asociación estima que se requiere una ayuda de emergencia de hasta 200.000 millones de dólares (185.269 millones de euros).

La parte hotelera también se juega mucho. Desde la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) agradecen el cierre temporal de hoteles. Pero recuerdan que en el aire están los 16.000 los establecimientos hoteleros que hay en España con sus 520.000 trabajadores. 

Y esto es grosso modo una parte de todas las empresas y empleos que están en juego. Lo único cierto es que el mundo y el sector turístico español en concreto se recuperarán. Ya lo han hecho otras veces o acaso ¿la gente dejó de volar tras el 11S? No, no lo hizo. Ahora solo falta saber el cuándo