El sector turístico es uno de los que más preocupa en la desescalada por su gran aportación al PIB (12%) y por la dificultades que entraña hacerlo rodar de nuevo, tanto que ni empresas ni comunidades ni Estado se han puesto de acuerdo para la desescalada. Por ello, han requerido de la figura de Miguel Mirones, el actual presidente del Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE), entidad privada e independiente de Certificación de Sistemas de Calidad especialmente creados para empresas turísticas.
Este es el hombre elegido por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo para poner paz en un momento en el que falta consenso. El experto en el sector atiende a Invertia por teléfono justo antes de una de las 21 reuniones que tiene durante esta semana. Su cometido es sencillo: se encargará de decidir cómo volveremos a las playas, cómo serán los bufés de los hoteles o cómo actuará un guía turístico dentro de un protocolo de seguridad e higiene que se implantará a nivel nacional. "El cuándo ya depende de Sanidad", apunta.
Tras las reuniones de esta semana le harán llegar un borrador a la secretaría de Estado de Turismo que lo validará con el Ministerio de Turismo y a mediados de mayo -coincidiendo con el fin del estado de alarma- estará en manos de Sanidad y, por tanto, del Gobierno.
Así que esta semana, Mirones y su equipo se han reunido con hoteles, balnearios, campings, agencias de viajes, restauración, ocio nocturno y turismo rural. Pero no serán los únicos. “También nos vamos a reunir con puertos deportivos, golf, museos, guía turísticos, hostels y albergues, espacios naturales protegidos y transporte por carretera”, añade. Por ejemplo, para el Camino de Santiago estudiarán una solución concreta con la Xunta de Galicia para analizar cómo realizar las rutas del recorrido.
En estos encuentros se están planteando las especificaciones concretas y los principios fundamentales para cada uno de los 21 sectores -consensuadas con la parte empresarial, sindicatos y sanidad-. “Se trata de garantizar la seguridad de clientes, trabajadores y residentes de la zona. Es importante que sea coordinada”, señala Mirones.
Bufé asistidos y test
Pero, ¿qué contiene este borrador inicial? En términos generales, los protocolos del ICTE se sustentan sobre tres pilares. En el primero “se están abordando las medidas de desinfección de espacios o elementos que estén en contacto con trabajadores. Se trata de poner unas especificaciones de mínimos y que se puedan implantar para que los negocios puedan abrir de verdad”.
Otra segunda cuestión se basa en la distancia entre las personas y el análisis de los aforos. Aquí se buscan soluciones adaptadas a cada negocio, por lo que Mirones considera necesaria la creación “un comité interno dentro la empresa que estudie la forma de aplicación práctica de estas medidas".
En este sentido, los establecimientos hoteleros tendrán que acometer un cambio en los protocolos de trabajo para adaptarse al Covid-19 y ver cómo se prestan determinados servicios. Por ejemplo, “un bufé de desayuno va a seguir existiendo, pero diseñado de otra manera como bufés a la carta o con monodosis para evitar un contacto directo de las personas con los alimentos”, reconoce el presidente de la entidad. Algo que algunas cadenas como Room Mate ya saben e incluyen en sus protocolos de desescalada.
Otras compañías hoteleras apuestan por test masivos. “Nosotros aspiramos a que el test sea la medida más determinante para volver a una nueva normalidad y reiniciar la actividad”, señala Mirones, aunque reconoce que será Sanidad quien defina esta cuestión.
La tercera pata del plan es un estudio sobre la necesidad de poner o no barreras físicas, como por ejemplo las mamparas de playa. ¿Son necesarias? Aquí Mirones es más escéptico, pero no descarta analizar las barreras físicas. Cree que hay que tener en cuenta tres aspectos: la desinfección de los arenales, distanciamiento social por tipología de playas y comportamientos de las mareas y medidas que tanto para bañistas y residentes den seguridad.
Lo cierto es que este verano las playas no serán lo que han sido los últimos años. No estarán abarrotadas ni habrá problemas para poner la sombrilla. “La gente tiene que asumir que en las playas se guardarán las distancias”, afirma.
Sello de calidad
Desde el ICTE plantean todas estas medidas desde una lógica realista, es decir, buscan medidas de mínimos para que todas las empresas puedan implantarlas sin arruinarse por ello. De hecho, ante los problemas que se encontrarán los pequeños negocios como casas rurales, por ejemplo, “pedimos hace poco a CCAA, municipios y al Estado que implementen líneas de ayuda de financiación a las empresas porque sino algunos no podrán ni abrir. Ya hay comunidades que dicen que lo van a hacer”, recuerda Mirones.
De hecho, en una segunda fase -tras la implantación del protocolo de seguridad- el ICTE no descarta crear un sello que certifique dicho protocolo tal y como ya existe la Q de Calidad Turística (que otorga este organismo). Esta certificación implicaría una auditoría de comprobación. “Es un proceso que está abierto y hay que consensuarlas por dos motivos”, indica Mirones. Por una parte, “debería ser único para todo el territorio nacional y la segunda es que la marca debe pensarse bien para que no transmita falsas expectativas”, detalla.
Aun así, el escenario es todavía complicado a pesar de conocer las fases de la desescalada, pero lo que sí que tiene claro Miguel Mirones es que “España difícilmente se puede plantear una recuperación económica sin una recuperación en el sector turístico". "Somos conscientes de que nos enfrentamos a un mercado muy disminuido este verano", insiste, recordando que el el año pasado España movió 120 millones de turistas, de los que 84 fueron internacionales. Estos “difícilmente volverán y el mercado quedará reducido al nacional, el 25-30%”, sentencia.