El sector turístico español agoniza. Los empresarios no creen en la recuperación hasta 2022 en el mejor de los casos; pero para entonces muchas empresas ya habrán caído. Los fondos y los inversores particulares lo saben, por eso sondean el mercado para aprovecharse del miedo a las quiebras, que, por otro lado, están propiciando que muchos hoteleros busquen un comprador rápido.
Los expertos coinciden en que en estos momentos no se están cerrando operaciones de venta. “Ahora hay un apetito contenido. Están esperando un año cuando el precio baje entre un 20 y un 22%”, señala a Invertia el director general de Panoram Hotel, Guillermo Pérez.
De hecho, fuentes de uno de los principales grupos hoteleros de este país aseguran a Invertia que “están recibiendo llamadas de inversores y fondos sondeando y preguntando por los activos hoteleros”. Estos inversores dejan la puerta abierta y su tarjeta de visita para que la compañía sepa que están interesados en comprar sus activos de aquí a un año.
¿Por qué? La clave está en qué ocurrirá con la situación de los hoteles de aquí al año que viene. Su gran reto está en hacer frente a los alquileres, los préstamos y la devolución de los préstamos ICO, cuyo periodo de carencia de un año vence el próximo mes de abril.
Sin ayudas...
“Si el Gobierno no alarga las moratorias de los créditos y de los alquileres, ahí es donde veremos cómo arranca el robo de hoteles por parte de fondos”, vaticinan desde Panoram Hotel, compañía que actualmente tiene cuatro de sus cinco hoteles abiertos. Casi todos en pérdidas operativas, excepto el ubicado en La Rioja.
Tesis refrendada por un consultor próximo a varios de los grandes fondos internacionales. “El sector hotelero depende mucho de las ayudas del Gobierno. Si el verano próximo vuelve a ser igual que este, con aforos limitados y confinamientos en algunas zonas, las ventas forzadas podrían acelerarse en el segundo semestre de 2021 y en 2022”, prevé.
Según su experiencia, todavía no ha habido transacciones a pesar de que la crisis se ha agudizado porque los hoteleros están intentando aguantar con la liquidez que tienen a seis y nueve meses vista. “Si a un empresario del sector se le permite prolongar el ERTE, su hotel está cerrado y no tiene deudas, puede aguantar un poco más”.
Sin embargo, pone como contraposición, “el problema está en aquellos empresarios que tienen deudas”, ya que “el banco se la puede ejecutar”. En ese caso, augura deslocalizaciones de la deuda, esto es, la entrada de grandes fondos oportunistas con tentáculos a lo largo y ancho del mundo.
Así, los inversores, conocedores de esta situación, aguardan con las armas cargadas a que muchos hoteles, ahogados por las deudas, no puedan aguantar los seis meses que estarán cerrados como mínimo (contando entre octubre de 2020 y abril de 2021). Aunque hay que tener en cuenta que muchos postergarán su apertura más tiempo.
Pero siempre hay excepciones. Un ejemplo de ello es Hotusa. Desde la cadena reconocen que están recibiendo ofertas por su hotel Exe Laietana Palace de Barcelona. Ofertas que aseguran que “estudiarán”, pero reconocen que el hotel “no está en venta por problemas económicos ni de liquidez derivados de la pandemia”.
Pequeños fondos
Un esquema distinto es el que siguen los pequeños fondos o family offices. Un inversor institucional español con varias sociedades de inversión en hoteles locales asegura que “hay otras formas más amigables y colaborativas” de entrar en el sector.
Según sus cálculos, realizados sobre pequeños grupos con entre 20 y 25 hoteles y una facturación de 30 a 100 millones de euros anuales, los márgenes del sector van a caer un 50% y, las ventas, entre un 30 y un 40%.
En sus previsiones estiman que estos hoteles entren en break even operativo en 2023, y los beneficios llegarían hacia 2024. “Aquel hotelero que busque fórmulas de financiación muy flexibles y se adelante, le irá mejor”, presume este gestor.
En su caso, está empezando a cerrar acuerdos de compra de hoteles con un descuento de hasta el 40%. Una vez adquirido el hotel, se lo alquila al propio empresario, que le paga una renta mensual “cómoda” de cara a que, entre siete y diez años después, ejerza una opción de recompra -él mismo o un tercero- con un descuento en el entorno del 20% sobre el valor que los activos tengan en ese momento de mercado.
Esta fórmula difiere mucho de los grandes fondos, que a los cinco años suelen cerrar la operación y quedarse con los hoteles. “Yo no quiero el hotel”, afirma. Su zona de actuación se centra en Cádiz (Chiclana de la Frontera), Málaga y las islas Baleares, en hoteles vacacionales urbanos. Son cadenas familiares de segunda generación con 30 años de historia, a quienes “les ha costado mucho levantar el negocio”.
Hoteles en venta
También se está dando otra situación distinta: hoteleros que quieren vender ya, especialmente en la costa española, donde una cadena hotelera ha buscado un intermediario para vender siete de sus hoteles motivado por dos razones: los dueños se retiran del negocio y por la incertidumbre del momento. En este caso, la cadena sabe que cuanto más tarde el precio que pueda pedir por sus hoteles será inferior; por eso acelera para buscar compradores.
No es la única operación, la firma de intermediación señala que tiene el encargo de realizar una valoración económica y financiera de otros seis establecimientos de la costa para buscar un comprador. César Arranz, intermediario en esta operación, cree que “es un buen momento para comprar”.
Cabe recordar que el sector hotelero se encuentra muy atomizado en España y son muchas pequeñas y medianas empresas. Se trata de hoteles de tres y cuatro estrellas, familiares y con poca liquidez para afrontar muchos meses cerrados sin ingresos, según el perfil que realizan expertos hoteleros.
En definitiva, la llegada de estos fondos pone de manifiesto que los inversores confían plenamente en el potencial del destino, a pesar de esta crisis. Saben que tarde o temprano se recuperará y todo volverá a una cierta normalidad. Y ahí estarán para sacar rentabilidad de sus nuevos activos comprados a bajos precios.