La aerolínea irlandesa de bajo coste Ryanair informó este jueves de que reducirá "considerablemente" su calendario de vuelos a partir del próximo 21 de enero, en respuesta a la caída de la demanda provocada por los nuevos confinamientos y a pesar de que la compañía trató de levantar el vuelo con descuentos en sus trayectos.
La compañía explicó este jueves en un comunicado que los cerrojazos decretados esta semana en el Reino Unido, Irlanda y en un "número reducido" de países europeos provocará una marcada caída en su tráfico de pasajeros en enero, febrero y marzo, lo que obligará a reducir el programa de vuelos este mismo mes.
Ryanair prevé que transportará menos de 1,25 millones de usuarios en enero, mientras que esa cifra podría caer hasta los 500.000 en febrero y en marzo por el impacto de los confinamientos diseñados para frenar la tercera ola de coronavirus.
Por ello, también ha rebajado la anterior estimación sobre el tráfico de pasajeros para el año fiscal 2021, que concluye el próximo 31 de marzo, y pronostica ahora que se situará entre los 26 y 30 millones de clientes, frente a los 149 millones de 2020.
"En consecuencia, Ryanair reducirá considerablemente su programa de vuelos desde el jueves 21 de enero, lo que significa que se operarán menos vuelos, o incluso ninguno, desde y hacia Irlanda o el Reino Unido a partir de finales de enero y hasta que se eliminen estas restricciones draconianas", indicó la aerolínea.
La compañía líder en Europa del sector de bajo coste señaló que los recortes de calendario no afectará a sus previsiones de "pérdidas netas" para el ejercicio fiscal 2021, pues reconoció que "muchos de esos vuelos ya habrían generado pérdidas".
En su nota, Ryanair también instó a los Gobiernos irlandés y británico a que "aceleren" el proceso de vacunación contra la covid-19, pues consideró que transcurre con demasiada lentitud, sobre todo al compararlo con el de otros países.
La aerolínea recordó que Dinamarca ya había vacunado este miércoles a 40.000 personas, mientras que en Irlanda esa cifra es de 4.000, a pesar de que ambos países tienen una población similar, en torno a 5 millones.