Cabe recordar que Javier Hidalgo accedió a liderar el grupo Globalia en octubre de 2016 tras haber vendido sus acciones años antes. Lo hizo acompañado de Pedro Serrahima, nombrado al mismo tiempo director general (duró menos de un año en el cargo). En el verano de 2018, Javier volvió al accionariado de Globalia con una participación del 10%, es decir, el segundo accionista por detrás de su padre.

Ahora, tres años después de su regreso, cierra su etapa en Globalia cumpliendo la promesa de vender las filiales del grupo. En noviembre de 2019 acordó la venta de Air Europa a Iberia por 1.000 millones de euros y días más tarde cerró el acuerdo con el grupo Barceló para fusionar sus agencias de viajes. Una operación redonda.

Lo que no se esperaba era que en 2020 irrumpiera una pandemia que pusiera patas arriba el sector turístico y tirara por tierra algunos de sus planes. Cierto es que Javier Hidalgo ha cerrado la venta de Air Europa -a la espera de la aprobación por parte de la Comisión Europea-, pero a un precio inferior: 500 millones de euros.

Operación que le obligó a pedir un rescate de 475 millones de euros a la Sociedad Estatal de Participantes Industriales (SEPI) para salvar a la aerolínea. Objetivo conseguido, aunque con varias condiciones: nombrar dos consejeros de la SEPI y un consejero delegado. Este último es Valentín Lago.

Después llegó el rescate de 320 millones solicitado conjuntamente por Globalia y la división de viajes de Barceló (Ávoris) para materializar su fusión a través de Ávoris Corporate Empresarial. El inicio del acuerdo ya preveía que Barceló tuviera más peso. Globalia, por tanto, tiene el 49,5%. 

Javier Hidalgo no quiso estar dentro del Consejo de Administración, aunque su hermana María José sí. Lo hace en calidad de vicepresidenta. 

Y la desintegración del grupo se cierra con la fusión anunciada entre la división hotelera del grupo Globalia, Be Live Hotels, y la cadena BlueBay Hotels. Esta operación aún no se ha materializado. 

Gigante turístico

Pero detrás de todo esto hay mucho trabajo. Y es que la historia de cómo Juan José Hidalgo creó Globalia es bien conocida por todos los que se mueven en el mundillo empresarial. El empresario emigró a Suiza a los 19 años para ganarse la vida. Trabajó de todo un poco hasta que con el dinero que ahorró se compró un Mercedes e inició su actividad como transportista de emigrantes.

Luego vino un autocar, una flota de autocares, la primera oficina de Halcón (1972), una aerolínea (Air Europa), un turoperador (Travelplan) y el resto del grupo Globalia que incluye una empresa ferroviaria, una hotelera, una de handling… 

El conglomerado cerró su ejercicio 2019 (dato más actualizado) con un beneficio neto de 25,7 millones de euros, cifra inferior a los 48,7 millones registrados. Ese año logró una facturación de 4.182 millones (332 más que en 2018), según datos del Registro Mercantil. Sin embargo, se esperan cifras de cierre de 2020 muy negativas por la Covid. 

Fracasos

En esta historia de éxitos turísticos también ha habido fracasos. Durante años, se especuló con la posible salida a bolsa de Globalia. De hecho, empresas como la china HNA estuvieron interesadas en entrar en el accionariado de Globalia. Con el paso de los años, Pepe Hidalgo delegó esta posibilidad en su hijo y el nuevo equipo directivo, que tampoco consiguió llevarlo a cabo. 

Un plan fallido solo superado por el intento de entrar en el proceso de liberalización ferroviaria en consorcio con Talgo y el fondo Trilantic. Aquí Globalia fracasó en su intento. Paradójicamente lo hizo en noviembre de 2019, fecha en la que puso a la venta Air Europa y cerró la fusión de su división de agencias. 

Y, por último, la apuesta más personal de Javier Hidalgo tampoco funcionó como se esperaba. Este creó la marca hotelera Melody Maker dirigida a los millennials e independiente de la hotelera Be Live. Su estreno en 2019 en Cancún fue un fracaso, según la prensa del país.

¿Qué queda en Globalia?

Con la venta de Air Europa y la fusión de sus divisiones de agencias y hoteles, ¿qué le queda de gestión exclusiva a Globalia? Pues curiosamente mantiene la única empresa que nada tiene que ver con el turismo. Se trata de Globalia Artes Gráficas y Distribución, un centro gráfico y logístico que realiza trabajos de impresión para las marcas del grupo, pero también para empresas externas.

De la división de autocares -con la que Hidalgo padre inició su andadura en el mundo turístico- actualmente es propietaria del 90% y, en principio, iba a entrar en la operación de fusión de agencias. También tiene el 42,5% de Golf Maioris SA, sociedad que gestiona un campo de golf en Palma de Mallorca. 

Asimismo, cuenta con una empresa ferroviaria bajo el nombre de Iberorrail, de la que apenas se registran movimientos; una compañía inmobiliaria (Globalia Activos inmobiliarios) y otras dedicadas al sector aéreo: Globalia Mantenimiento Aeronáutico y Globalia Handling. A estas se suman otras filiales de formación y call center. Todas ellas participadas al 100% y con escasa actividad. 

Además de todo ello, le quedan siete años por delante para pagar dos rescates. Tras de sí deja un legado turístico incuestionable que ya forma parte de la historia empresarial del país.