El pasado viernes Mediaset cancelaba por sorpresa Las Mañanas de Cuatro, su programa de mayor cuota de pantalla y un referente de información política que había logrado hacer sombra a Al Rojo Vivo de La Sexta. Las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL atribuyen esta decisión -que no ha sido justificada por la cadena- a las presiones políticas por el tono demasiado crítico que el espacio estaba teniendo contra el Partido Popular y Mariano Rajoy.
Un movimiento que se ha acelerado en el marco del expediente que la CNMC abrió a mediados de febrero a Mediaset y Atresmedia por posibles conductas que vulneran las reglas de competencia, y que -de fallarse en su contra- podría generar una avalancha de demandas del resto de televisiones por valor de hasta 5.000 millones de euros.
Este periódico ha podido confirmar que en las últimas semanas las presiones de estas cadenas de televisión se han multiplicado a todos los niveles para evitar una sanción del regulador y que el fin de Las Mañanas de Cuatro es una de las primeras “ofrendas” del duopolio televisivo al Gobierno de Mariano Rajoy para que intente bloquear o suavizar el expediente de Competencia.
Rajoy: vista gorda con el duopolio
Rajoy ya flexibilizó las condiciones impuestas a Antena 3 y la Sexta para su fusión en el año 2012 -contraviniendo el criterio de la CNMC- en una de sus primeras decisiones como presidente y ha hecho la vista gorda ante la consolidación de un duopolio publicitario, pese a las advertencias del mercado y del propio regulador.
En este contexto, las dos cadenas esperan -y así se lo han transmitido al equipo del Presidente- un nuevo guiño de Moncloa para que evite un fallo desfavorable que, según la documentación que obra en poder de Competencia, parece ineludible.
Los propios anunciantes han confirmado a la CNMC la existencia de prácticas como la imposición de cuotas publicitarias y requisitos mínimos de inversión incluso en sus canales de menor audiencia, facilitando que los dos grupos se repartan el mercado en partes iguales y que bloqueen el acceso a terceros.
Auge y caída... en una semana
Con estos datos, los abogados consultados indican que una sanción contraria a los intereses del duopolio televisivo se hace casi inevitable. Una razonamiento del que también son conscientes en Mediaset y Atresmedia, por lo que han decidido emprender una “vía política” que pasa por contentar a Moncloa, y en el caso de Las Mañanas de Cuatro, quitar de parrilla un programa que se había vuelto incómodo, pese a sus buenas audiencias.
El pasado lunes 14 de mayo la redacción de Las Mañanas de Cuatro celebró un pequeño triunfo sobre Al Rojo Vivo de La Sexta (11,3% frente a un 9,8%) El programa presentado por Javier Ruiz superaba en audiencia por primera vez en este trimestre a Antonio García Ferreras consumando una tendencia ascendente que le situaba como una alternativa real en esta franja.
Pero la felicidad duró muy poco ya que cuatro días después -el viernes 18 de mayo- la cadena comunicó a la plantilla el fin del programa, un espacio que desde junio será sustituido por un programa especial del Mundial de Fútbol de Rusia del que Mediaset tiene los derechos. En septiembre, la cadena probablemente situará en el lugar de Las Mañanas a Mujeres, Hombres y Viceversa, un magazine de entretenimiento.
Incordio para el Partido Popular
Sorprendentemente, Mediaset anunciaba el fin de su único programa político la misma semana que Las Mañanas de Cuatro conseguía su mejor media de los últimos dos meses con un share de 11,5%, a solo cuatro décimas de Al Rojo Vivo. Se despide además como el programa de mayor cuota de pantalla de la cadena rondando el 11%, el doble de la media con la que cerró 2017: un 6,2% y un 6% en lo que va año.
Las Mañanas de Cuatro llegó a ser uno de los programas de mayor tirón del canal de Mediaset y en estos tres años, con Javier Ruiz al frente, había logrado posicionarse como un alternativa y un referente frente a García Ferreras. Elementos objetivos que desaconsejaban el fin del programa.
El problema es que Las Mañanas llevaba varios meses incordiando al Partido Popular y a los miembros del gobierno de Mariano Rajoy. Fuentes del mundo de la televisión y de la política indican además que el espacio comenzó a ir por libre sin someterse a los dictados políticos ni a las presiones de miembros del Gobierno o a las “sugerencias” de los propios directivos de la casa.
El precedente de Jesús Cintora
No es primera vez que el consejero delegado de Mediaset, Paolo Vasile, decide la cancelación de un programa político por dificultades ajenas a sus audiencias. Vasile, que públicamente se jacta de que la política no le interesa y de que hace caso omiso a las llamadas que le piden favores mediáticos, fulminó a Jesús Cintora en 2015 precisamente por su tono crítico con Mariano Rajoy.
El periodista no era del agrado del Gobierno y se le culpó de ser uno de los artífices del éxito mediático de Pablo Iglesias, uno de los tertulianos habituales del programa. Según informaron en estas fechas diversos medios, el detonante de esta decisión fueron las imágenes emitidas del ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, en los toros tras el atentado de Túnez.
En esta ocasión, con Las Mañanas de Cuatro no ha habido un hecho puntual sino un cúmulo de situaciones que se han acelerado por el expediente de la CNMC. Vasile ha aprovechado además el fin del contrato temporal de la plantilla, cuyos trabajadores debían ser convertidos en fijos. En 2015 el programa pasó a ser realizado por la plantilla de Informativos, después que se quitara su producción a una compañía externa.
No son las únicas presiones
Pero estos no son los únicos movimientos del duopolio. Las informaciones confirmadas por este periódico indican que los dos canales llevan meses intentando rebajar la presión sobre su situación de dominio del mercado publicitario. Se han enviado mensajes de diversa índole, tanto desde Atresmedia como Mediaset a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, pero también se ha contactado con las televisiones pequeñas para frenar sus críticas.
Este diario ha podido constatar contactos con directivos de Unidad Editorial, Vocento y Trece para que desactiven la Asociación Española de Televisiones Privadas Digitales Terrestres y dejen de cuestionar públicamente y en privado a los dos gigantes televisivos. “Las presiones han sido muy duras”, dicen quienes han sido contactados -pero que prefieren guardar el anonimato- para pedirles expresamente que no sigan adelante con sus críticas al duopolio.
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