Los principales accionistas de Prisa se plantean una nueva ampliación de capital que quieren hacer efectiva durante los primeros meses del próximo año, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL con fuente conocedoras de la operación. Esta nueva ampliación -que cuenta con el plácet de Amber Capital, accionista mayoritario del editor de El País- tendría un doble objetivo: por un lado busca captar recursos y así completar el pago de deuda y, por otro, intentaría españolizar la compañía con nuevos accionistas provenientes de empresas locales.
El proyecto también está en la línea de la necesidad de Prisa de tener recursos en el mediano plazo para apoyar sus proyectos de crecimiento. La operación no ha sido sometida todavía a la aprobación del consejo de administración ya que se busca el acuerdo de todo el capital para sacarlo adelante. Prisa aprobó en febrero de este año otra ampliación de capital de 563,2 millones de euros, que se convirtió en una de las piedras angulares de su última refinanciación con la banca.
En enero, el grupo acordó con la banca acreedora el aplazamiento del vencimiento de la deuda hasta finales de 2022 con una primer pago de 450 millones y un calendario de amortización ajustado a la generación de caja de la compañía. El grueso de la deuda de la compañía (956 millones de euros) debía ser pagado a finales de este año, lo que ponía en riesgo la viabilidad de Prisa, pero se logró aplazar el pago de unos 1.500 millones de euros.
Fracaso de la venta de Media Capital
No obstante, el nuevo plan de aplazamiento de pago de deuda quedó incompleto tras el fracaso de la venta de Media Capital a Altice en Portugal, frenada por las autoridades portuguesas de la Competencia y que generó un impacto global en las cuentas de la compañía de 450 millones de euros. De esta manera, se dejaron de amortizar 313 millones, el coste neto de la venta, además de sumar 112 millones más al total de la deuda de Prisa.
Ante esta situación, desde los principales accionistas se plantea que esta ampliación podría ser una buena oportunidad para equilibrar el pago de la deuda global, además de poner en marcha una reordenación del accionariado de la compañía. Se aprovecharía el movimiento para limpiar el capital de participaciones minoritarias que se heredaron de la anterior ampliación, y se aprovecharía para abrir la puerta a compañías españolas que quisieran entrar en Prisa.
Después de la última ampliación de capital que salvó a Prisa del desequilibrio patrimonial y tras la salida de Juan Luis Cebrián, Prisa está en manos de Amber con casi un 27%, seguida del banco HSBC con el 10%, Oviedo Holdings con el 10%, Telefónica con el 9,4%, los Polanco (Rucandio) con el 8,4%, Adar Capital con un 7,3%, Roberto Alcántara con el 5,1% y Santander con el 4,1%.
Equilibrio del capital
Una composición a la que se llegó después de que accionistas como Telefónica o Caixabank decidieran no suscribir nuevas acciones y, por tanto, diluyeron su capital. En sus balances Telefónica mantiene a Prisa como un activo disponible para venta, lo que no significa que quiera vender, pero da cuenta de que no es una inversión estratégica para la operadora de telecomunicaciones.
Dentro de este proceso y si finalmente se aprueba la ampliación de capital, los principales accionistas de Prisa deberán buscar posibles interesados en la compañía, preferentemente dentro del mercado local y siempre intentando mantener el actual delicado equilibrio de capital de la compañía.
Una tarea que no se antoja nada fácil y que llega en un momento en que la acción de Prisa cotiza en 1,78 euros, un retroceso del 29% en lo que va de año. En la anterior ampliación de capital el grupo fue asesorado y asegurado por el Banco Santander y Morgan Stanley.