Ruido de sables en Prisa. El grupo editor de El País no ha tenido el mejor confinamiento con una venta a la baja de sus activos en Portugal y una fuerte caída de más del 40% en bolsa. La mayoría de los medios de comunicación españoles han visto reducidos fuertemente sus ingresos de publicidad lo que ha impactado de lleno en el negocio del grupo y que complica su futuro más inmediato.
En este adverso contexto, la lucha accionarial dentro del Consejo de Administración de la compañía vuelve a subir de voltaje amenazando con paralizar la toma de decisiones. El problema es que, a diferencia de periodos anteriores, todos los movimientos corporativos de alguno de los accionistas abocan a la compañía a un largo periodo de luchas sin una solución a mediano plazo.
El germen de todas las disputas es el control de la compañía, repartido en estos momentos entre su principal accionista Amber Capital, con el 29% de la compañía, y el resto de empresas de capital español entre las que se encuentra Santander, Telefónica y los hijos de Jesús de Polanco.
Durante el último año, los dos grupos han buscado empresas españolas que puedan ayudarles en su proyecto. Amber lleva comienzos de 2019 planeando una opa para quedarse con el control, pero no ha logrado encontrar a ningún editor ni empresa que les ayudase financieramente.
En este sentido, este periódico ha podido confirmar que la situación generada por el coronavirus y el nulo interés de alguna empresa española por entrar en Prisa, ha hecho que por el momento paralicen cualquier interés de lanzar una opa en el mediano plazo.
Amortización de la deuda
Del mismo modo, los otros accionistas del grupo han intentado por su cuenta poner en marcha una ampliación de capital suscrita por otras empresas españolas que le permitiesen quitar a Amber- y los fondos de inversión- del capital de la compañía. Un movimiento también paralizado por las situaciones de mercado actuales.
Sin opa, ni ampliación de capital a la vista, ni tampoco la anunciada salida a bolsa de Santillana, lo realmente importante para Prisa en estos momentos es el estado de su deuda. La pandemia y el confinamiento ha hecho que los bancos le perdonaran determinadas condiciones acordadas en el último acuerdo, pero sin resolver el grueso del problema.
En abril de este año la compañía debía abonar una amortización parcial de 275 millones de euros como parte de los compromisos suscritos con la banca acreedora. No era una obligación exigible sino que se configuró como un hito que, de no cumplirse, provocaría un encarecimiento del coste de su deuda. Finalmente, la banca les perdonó el 1,5% de aumento de los intereses y decidió no aplicar esta cláusula.
Por otro lado, Prisa debe realizar otras dos amortizaciones parciales y obligatorias de deuda el 31 de diciembre de 2020 y 2021 por importes de 15 y 25 millones de euros, respectivamente. Y debe pagar el grueso de la deuda en noviembre de 2022.
Si analizamos el impacto que puede tener el coronavirus en sus cuentas parece difícil que hoy por hoy se puedan consolidar estos hitos y todo parece aconsejar que el grupo se siente a negociar con la banca nuevos acuerdos de refinanciación para una deuda cerca a los 1.500 millones de euros.
Guerra contra Monzón
Y la situación actual del consejo no invita a la calma. Según adelantó Vozpópuli, Amber volvió a pedir la salida del presidente no ejecutivo Javier Monzón, apoyado por Santander. El fondo inversor que posee el 29% de la compañía y que es liderado por Joseph Oughourlian, considera que el presidente ejecutivo es responsable de la inacción de la compañía, su caída en bolsa y su mala gestión de la venta de Portugal.
En el fondo consideran que la venta de Media Capital ha sido "desastrosa" tras fracasar dos veces y aceptando una oferta de Pluris por 10 millones de euros y el 30% de la compañía.
En 2017 la venta con Altice se cerró en 440 millones, dos años después se vendió a por 170 millones a Cofina y finalmente cerró solo la venta de un tercio. Solo midiendo las operaciones anunciadas, Media Capital ha pasado de estar valorada en más de 500 millones de euros hasta los 130 millones.
No obstante, parece poco probable que las críticas de Amber consigan desbancar a Monzón. De hecho, las fuentes consultadas indican que el Consejo está más equilibrado que nunca y que sería impensable que algún accionista "español" pueda apoyar una sustitución del presidente Ejecutivo.
Esto aboca a una larga guerra fría sin ganador y con un consejo de administración paralizado. No esperan buenos tiempos para el grupo.