El imperio Vice se plantea abandonar en las próximas semanas sus últimas posesiones en territorio español. Las fuentes consultadas por Invertia indican que la compañía baraja cerrar sus últimos departamentos en nuestro país que seguían trabajando para empresas españolas, en campañas de márketing y comunicación en redes sociales.
Fuentes solventes de varias grandes empresas españolas indicaron a este diario que Vice les ha comunicado que deja de trabajar con su equipo en nuestro país y que trasladará todas sus campañas a Latinoamérica. Según estas mismas fuentes, actualmente estos departamentos empleaban a una veintena de personas y otros tantos colaboradores.
En 2018 Vice España cerró algunos departamentos, como Vice News, que desde ese momento también pasó a realizarse desde México. En esas fechas, la empresa todavía mantenía dos oficinas en España, en Madrid y Barcelona.
Esta decisión de replegar sus últimas huestes en nuestro país se tomaría después de que se anunciase un fuerte recorte de plantilla a nivel mundial. El pasado 15 de mayo se anunció el despido de 155 trabajadores de todo el mundo en las próximas semanas, una decisión que se produce poco más de un año después de desprenderse de otros 250 empleados.
Despidos a nivel mundial
La idea era despedir a 55 trabajadores en EEUU y otros 100 alrededor del mundo. La pandemia del coronavirus ha supuesto un duro golpe para Vice, un medio que ya venía tocado por la crisis de la prensa millennial.
"Hacemos shows increíbles, historias que impulsan la cultura y noticias de última hora sobre asuntos que nadie quiere tocar. Pero no estamos viendo que eso lo devuelvan las plataformas que se están beneficiando y haciendo dinero con nuestro duro trabajo", indicó Nancy Dubuc, CEO de la compañía.
Buzzfeed y Playgroud también han vivido una situación similar en España. Después de que a partir de 2015 se convirtieran en medios que todo el mundo seguía y que se convertían en modelos para los diarios tradicionales se produjo una brusca y acelerada caída a partir de 2018.
La bajada de los ingresos, la canibalización de las grandes plataformas como Facebook o Youtube -sus principales canales de difusión- y unos anunciantes que dejaron de confiar en su impacto, generaron un peligroso cóctel que terminó por convertir a la prensa millennial en redacciones residuales, integradas la mayoría en los grandes medios de comunicación a los que tanto criticaron.