La debilidad de la acción de Prisa, su elevada deuda y los malos augurios del sector de la prensa y los medios de comunicación han convertido a la compañía en una presa fácil para los fondos oportunistas y bajistas.
El último movimiento ha venido por parte de la gestora Melqart, que a través de su fondo Melqart Opportunities Master Fund, ha subido su participación en Prisa hasta el 4,1%. La compañía notificó el movimiento el pasado 7 de octubre a la CNMV. Hasta la fecha tenían el 3,59% del grupo.
Según se explica en los registros de la CNMV, Melqart no tiene acciones sino derivados. Más concretamente contratos por diferencia (CFD), instrumentos financieros propios de especulativos que apuestan a que la acción de una compañía siga marcando fuertes movimientos de cotización con el objetivo de tener una rentabilidad rápida.
Estos derivados otorgan los mismos derechos de voto que las acciones, por lo que la participación de Melqart en Prisa es equivalente a la de cualquier socio industrial o histórico de la editora de El País y Cadena Ser. Así se recoge en el registro de accionistas significativos de la CNMV.
De hecho, el 4,1% que ha declarado Melqart le iguala al 4,15% que tiene Banco Santander en Prisa. Con este paquete, además queda por encima del 4% del mexicano Carlos Fernández y se acerca al 5% de Carlos Slim. No obstante, sigue lejos del 7,6 de la familia Polanco o el 9,1% de HSBC.
Fondos vs institucionales
Con todo, el dato es muy relevante en el caso del Santander. Con estas cifras un fondo oportunista que apuesta al derribo de la acción de Prisa tiene la misma participación de una de las compañías que ha defendido de manera más firme la 'españolización' del grupo.
Antes del verano, Santander y Telefónica (con un 9,4%), sostuvieron a Javier Monzón en la presidencia de Prisa, pese a la arremetida de Amber Capital que con el 29% de las acciones quería tener un control más férreo de la gestión de la compañía. Finalmente, se desbloqueó la refinanciación de la deuda de Prisa y Monzón se comprometió a separar Santillana del negocio de prensa.
No obstante, el panorama no ha mejorado en los últimos tres meses. La acción de la compañía sigue en mínimos históricos (cerró el jueves en 0,49 euros), con una valoración en bolsa por los suelos de 332 millones y una caída en lo que va del año del 67%.
Del mismo modo, y con una deuda de 1.500 millones de euros, se trabaja por cerrar la oferta de la banca acreedora (BNP Paribas, HSBC y algunos fondos como CVC) que prometió mejores condiciones de refinanciación. También faltan por conocerse los detalles de la separación estructural de Prisa en dos sociedades, un movimiento en el que la empresa se puede jugar buena parte de su futuro.
Frente a esta situación, los fondos oportunistas siguen acechando. Melqart tiene el triste récord de invertir en empresas en demolición. En España ya lo hizo de manera muy activa entre los años 2017 y 2018 en empresas con muy malas perspectivas como Abengoa, Dia, OHL o Banco Popular.
Castigo bursátil
Historias de mucho castigo bursátil y problemas con acreedores que Melqart supo aprovechar para sacar rentabilidad. De hecho, en el sector es uno de los fondos más temidos y se comenta que cuando pone a una empresa en el punto de mira, es porque prevén una clara tendencia bajista.
En el caso de Prisa entraron en marzo del año pasado con un 3,2% aunque no ha sido hasta ahora que han incrementado su posición hasta alcanzar un paquete equiparable a otros inversores institucionales. Se avecinan curvas.