Nueva era para el grupo Prisa. Este martes el Consejo de Administración ha decidido designar a Joseph Oughourlian como nuevo presidente no ejecutivo de la compañía, como ya adelantó este diario.
Desde finales del año pasado el dueño de Amber Capital era el presidente 'en funciones', un cargo provisional para cubrir el vacío de poder dejado por Javier Monzón, destituido en la última Junta de Accionistas.
Como ya informó Invertia, el nombramiento oficial de Oughourlian -dueño del 29,8% de la compañía a través de Amber- era cuestión de tiempo tras el pacto con Telefónica y la posterior entrada de Vivendi para constituir en nuevo núcleo duro de la compañía.
Varo, reforzado
En ese núcleo será esencial el nombre de Rosauro Varo, que ha sido elegido como vicepresidente. El inversor es una de las últimas incorporaciones al máximo órgano de Prisa, donde llegaba tras la renunciar al consejo de EL ESPAÑOL del que formaba parte. Es, además, uno de los hombres de confianza del nuevo presidente del grupo.
Muestra de su fortaleza es que participará en la comisión delegada del consejo y en la comisión de nombramientos, retribuciones y gobierno corporativo.
Inició su carrera empresarial hace más de 20 años con diferentes proyectos de emprendimiento. En la actualidad vehicula todas sus iniciativas empresariales a través de Grupo Atento Inversiones. Así, GAT gestiona activos en sectores estratégicos como el del turismo, el inmobiliario, el tecnológico o el de las telecomunicaciones .
Su visión disruptiva y la apuesta por modelos de negocio centrados en el cliente le llevaron a convertir a PepePhone en el mayor operador móvil virtual de España y la Telco mejor valorada. Hoy, con ese mismo enfoque estratégico, participa como socio de referencia en el desarrollo de la plataforma de movilidad tecnológica y primer unicornio español Cabify.
Además de la elección de Varo, el Consejo de este martes ha decidido la continuidad de Beatriz de Clermont como consejera coordinadora. Asimismo, el consejero independiente Javier de Jaime ha comunicado a la sociedad su dimisión como vocal. En su lugar asume como consejera independiente Pepita Marín Rey-Stolle.
Este nuevo acuerdo -que está pendiente de la entrada de, al menos, otro consejero de la compañía francesa- quiere garantizar estabilidad a medio y largo plazo y hacer olvidar las guerras internas entre Amber, Javier Monzón y Santander, que se mantuvieron durante tres años, tras la salida de Juan Luis Cebrián a finales de 2017.
Un nuevo rumbo en el que el CEO Manuel Mirat tendrá las manos libres para gestionar la compañía y cumplir con su hoja de ruta. Escisión de Santillana, digitalización, plan de recortes y negocios audiovisuales, son las prioridades tras lograr la paz accionarial y cerrar la refinanciación de la deuda.
Guerra contra Cebrián
Con la llegada de Oughourlian a la presidencia de Prisa, donde ha sido consejero y vicepresidente no ejecutivo, culmina un viaje de siete años en los que ha tenido duras batallas con Cebrián y con Monzón, para intentar rentabilizar su inversión de más de 300 millones de euros e intentar alejar a la compañía de guerras políticas.
En 2014 el hedge fund con sede en Nueva York emprendió su arremetida en Prisa. En un año pasó a tener el 14% de la compañía, lo que le dio un puesto en el Consejo de Administración a finales de 2015.
Entre 2015 y 2017 la posición del fondo se multiplicó por dos hasta rozar el 27% de la mano de compras selectivas al calor de una acción en Prisa a la baja que se desplomó un 60% en un solo año. Oughourlian comenzó a hacerse fuerte y a cuestionar la generosa política de retribución y los bonus de Cebrián que llegaron hasta los diez millones de euros en momentos en los que la empresa estaba prácticamente quebrada.
Durante todo el año 2017 batalló por apartar a Cebrián y a finales de año logró el apoyo del Santander y Telefónica para dejarle fuera, aunque quedó un cabo suelto: el nombramiento de Javier Monzón como consejero.
Monzón siempre tuvo el apoyo de Santander para ser el gestor -no el presidente honorífico de Prisa- y con el paso de los meses, el directivo fue ganando peso hasta convertirse en presidente no ejecutivo con más poderes que los atribuidos oficialmente.
Guerra contra Monzón
Después de una tensa relación que cogió un respiro al ser nombrado vicepresidente ejecutivo, en verano del año pasado Oughourlian articuló su primer gran intento, pero finalmente la sangre no llegó al río, porque Telefónica no se subió al barco y se acordó una salida pactada.
Se mantuvo al presidente y a cambio, se comprometió a separar Santillana de Prisa y los bancos prometieron nuevas y ventajosas condiciones para refinanciar la deuda de la compañía.
Seis meses después Amber y Oughourlian volvieron por sus fueros y esta vez sí lograron el plácet de Telefónica. La operadora consideró que la gestión de Monzón no ha sido la más adecuada y que ha restado valor al grupo. Semanas después se sumaría al pacto Vivendi que con un 10% aspira a una participación de mayor peso y un consejero en la compañía. Comienza la nueva etapa.