Vincent Bolloré, las mil caras del millonario francés que quiere controlar Prisa
La vida del empresario daría para realizar una buena película o una serie de muchos capítulos con emoción, intriga y dinero, mucho dinero.
31 octubre, 2021 05:30Noticias relacionadas
La vida de Vincent Bolloré no es la del personaje de ‘El hombre de las mil caras’. Esta película cuenta la historia de Francisco Paesa, el agente secreto español que se encargó de ‘salvar’ los 1.500 millones de pesetas que sustrajo en su día el exdirector de la Guardia Civil, Luis Roldán. Y lo hizo a cambio de un millón de dólares.
Una necesidad que no tuvo Vincent Bolloré, porque nunca ha estado arruinado, como sí le ocurrió a Francisco Paesa. De hecho, en el ranking mundial de multimillonarios de Forbes, ocupa la posición número 538. En Francia, es la decimocuarta fortuna. En sus bolsillos, más de 5.000 millones de euros.
Pero más allá de paralelismos cinematográficos, lo cierto es que la vida de quien controla Vivendi (Havas, Canal+, Dailymotion, Universal Music...) daría para una buena película, una buena serie de Netflix, o para un culebrón. ¿Su último papel protagonista? El de la persona que quiere tener una posición de control en Prisa. Quiere hacerse con hasta el 29,9% del editor de El País.
Todo bajo control
Aunque Vincent Bolloré nunca ha sido agente secreto, sí lo fue su abuela materna: Nicole Goldschmidt. Trabajó para el Servicio de Documentación Exterior y de Contraespionaje de Francia (Sdece). Ni su propia familia supo que se dedicaba a tan magno menester a favor de la patria.
Hijo de una familia de industriales bretones, nació en 1952. Divorciado de su primera esposa, Sophie Fossorier, luego se casó en segundas nupcias con la actriz y novelista Anaïs Jeanneret. Según varios medios franceses, Bolloré es un católico tradicionalista. Incluso se confiesa dos veces por semana con el padre Grimaud.
Sin duda, y para empezar, jugoso material para hacer un buen guion de la vida de Vincent Bolloré. Un argumento que podría seguir con el poderoso control que ha ejercido sobre determinados medios de comunicación. Sin olvidar su presencia en el papel cuché que, sin ser constante, tampoco ha sido inmune a ella.
Incluso se especuló con un supuesto romance con Carolina de Mónaco. También fue objetivo de los flashes cuando prestó su yate y su jet privado al entonces presidente de Francia, Nicolas Sarzoky. Y qué decir de su enfrentamiento con Silvio Berlusconi. A il Cavaliere no le gustó nada que Vivendi se hiciera con el 20% de Mediaset, su brazo televisivo, casi de la noche al día.
Porque Bolloré, cuando quiere algo, actúa sin contemplaciones. Es un inversor agresivo. Donde pone el ojo, pone la bala. No le hace falta el beneplácito de sus accionistas. Otro ejemplo: la firma de videojuegos Ubisoft. Tacita a tacita, como diría Carmen Maura, fue comprando acciones sin el visto bueno de la familia propietaria: los Guillemot.
Una carrera profesional que comenzó muy joven tras licenciarse en Derecho. A los 18 años trabajó en el Banco de la Unión Industrial y Financiera Europea. Un lustro después, fue nombrado subdirector de la Sociedad Financiera Edmond de Rothschild. Los lazos entre los Rothschild y los Bolloré se habían forjado en tiempos de la abuela espía.
Técnicas de oligarca
Fue, en la década de los 80, cuando con su hermano Michel-Yves deciden dar un impulso a la papelera familiar. De su porfolio, un producto que sin duda conocerán los más fumadores: OCB. Luego se orientaron a las bolsas de té, películas plásticas para la industria de los condensadores, logística… Tan bien le iban los negocios, que recibió el apodo de ‘el principito del flujo de caja’.
Otro éxito a sus espaldas fue su breve estancia en el grupo Bouygues. En sólo un año, se embolsó 240 millones de euros en plusvalías. Por cierto, fue compañero de pupitre en su etapa escolar con su fundador, Martin Bouygues.
Habría que esperar al siglo XXI para ver su desembarco en los medios de comunicación y la publicidad: Havas, Aegis, Direct 8, Direct Matin… A la par, seguía recolectando ganancias: invirtió 160 millones de euros en el fabricante de tubos Vallourec en 2002 y, tres años después, consiguió 1.700 millones de euros en plusvalías. En 2012 se convirtió en el mayor accionista de Vivendi.
Rothschild, Bouygues, Sarzoky, Michel Lucas (jefe de Crédit Mutuel)… su círculo de amistades siempre ha sido de lo más selecto. En España, su mejor amigo ha sido el expresidente de Telefónica, César Alierta.
Tampoco le ha temblado la mano a la hora de ‘cortar cabezas’. En Canal+, por ejemplo, destituyó a Bertrand Meheut, presidente del consejo de administración, que llevaba trece años en el cargo. Incluso Reporteros Sin Fronteras, tras desprogramar programas de investigación (como el que hacía referencia a Crédit Mutuel) por otros de entretenimiento, le llegó a poner el calificativo de oligarca. Directivos, presentadores y periodistas sufrieron su yugo.
Y, como guinda al pastel de la película de Vincent Bolloré, sus demandas contra los medios de comunicación. Por ejemplo, denunció al periódico Bastamag por difamación, al acusar a sus empresas en Liberia de usar a niños menores de 14 años en sus plantaciones.
También hizo lo propio con France 2 por un reportaje sobre su persona porque “lesionaba sus intereses comerciales”. Según Le Monde, el hecho de presentar la denuncia ante el juzgado comercial de París, y no ante un juzgado penal, ponía de relieve "el interés de Bolloré por defender su imagen sin cuestionar la veracidad de las alegaciones".
Antes de dar paso a los créditos, otro hecho para ponerle emoción al metraje. En 2019, Vincent Bolloré pasó dos días bajo custodia policial. Se le abrió una investigación judicial relacionada con las actividades del Grupo Bolloré en Togo y en Guinea. Para no ser condenado por corrupción a una pena de 12 años, reconoció su culpabilidad bajo una argucia legal. Se le impuso, a cambio, una multa de 12 millones de euros.
África, donde tiene una veintena de concesiones portuarias, redes de transporte ferroviario, negocios agroalimentarios… ha sido para Bolloré un germen de acusaciones de malas prácticas.
Con este libreto, llega la hora de poner título a la película de Vincent Bolloré cuya carrera profesional está prevista finalice el 17 de febrero de 2022. Ese día colgará los guantes. ‘Ricos y famosos’ , ‘La sombra de una duda’, ‘El sargento de hierro’, ‘Veredicto final’, ‘Ciudadano Kane’, ‘El vicio del poder’… The End.