"Pablo Iglesias, Carmen Calvo y José Manuel García Margallo, en el Ágora de Hora 25 de la Cadena SER. Una gran mesa de análisis sobre los principales asuntos económicos, políticos y sociales de España". Así se publicita el espacio en el que los tres políticos participan cada lunes en el programa de Aimar Bretos. Una cita llena de morbo y tensión semanal por los personajes, pero sobre todo por los constantes enfrentamientos entre Iglesias y García Margallo, que esta semana alcanzaban su nivel máximo.
Todo comenzaba cuando sobre la mesa de debate estaba la reforma de la ley del sólo sí es sí. Tras varios encontronazos entre el exministro del PP y el exlíder de Podemos, en un momento dado Margallo se planta. Y comienza un ataque directo contra Iglesias.
"Estoy hasta las narices" [comenzaba Margallo] de que desde Podemos se intenten dar permanentemente "lecciones sobre el machismo". "No fui yo el que quería azotar a Mariló Montero hasta que sangrase", continuaba el exministro del PP, para acusar a Iglesias de vertir "infamias intolerables en televisión" contra el Partido Popular. "Nos ha llamado corruptos de mierda, ha dicho que tenían que meternos policías en la cama y darnos droga a todos y ha puesto nombres y apellidos".
Una invectiva que culminaba Margallo recordando a Iglesias que él ostenta "dos carreras, soy técnico fiscal del Estado, graduado en Harvard y vine a perder dinero en el Gobierno. Me pagaban diez veces más en otros lugares. Mi mujer no fue a Red Eléctrica llamada por José Folgado porque creo que la política no son bienes gananciales. Ni fui quien se cambió de Vallecas a Galapagar", terminaba.
Ante esas palabaras, Iglesias reclamaba que se pusieran sus palabras sobre el Partido Popular en su podcast La Base, y reclamaba al director del programa, Aimar Bretos: "no puedes consentir, Aimar, que se ensucie el debate del Ágora". Y le exigía que dejara a un lado la "equidistancia" después de que el presentador pidiera mesura a las dos partes.
Un enfrentamiento que podría haber sido uno más de los muchos que han tenido durante el último año y medio desde que se puso en marcha la tertulia. Sin embargo, esta semana el rifi rafe se ha viralizado y, no sólo eso, ha colmado la paciencia de algunos de los trabajadores más antiguos de la Cadena SER que están hartos de las constantes provocaciones de Pablo Iglesias en la antena de Gran Vía 32.
Creen que el exvicepresidente utiliza su antena para autopromocionarse y para dar publicidad a La Base, el podcast que edita junto al diario Público cuyo editor es el propietario de Mediapro, Jaume Roures. Una actitud que molesta, y mucho, a algunos empleados de la cadena ya que consideran que no les beneficia de cara a mantener el liderazgo de audiencia. Un liderazgo, por cierto, cada vez más en peligro por la cercanía de la Cadena COPE.
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La sensación que hay en la plantilla de la SER es que la situación de Pablo Iglesias es insostenible. Insisten en que de manera sistemática ataca a la emisora desde La Base o redes sociales. Recuerdan la ofensiva a Angels Barceló el pasado mes de diciembre cuando acusó a la directora de Hoy por Hoy de machista tras preguntar a la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, si había consultado con Iglesias la posición del partido respecto a Sumar.
En el seno de Gran Vía 32 hay quien mira ya al despacho de Montserrat Domínguez, directora de contenidos de la SER, y al de Ignacio Soto, director general de la emisora. Consideran que deberían llamar al orden a Pablo Iglesias. De hecho, según algunas fuentes internas, fue en esos despachos de donde partió la idea de que Aimar Bretos organizara esta tertulia.
Las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL-Invertia explican que, en este momento, no hay preocupación en las altas esferas de la emisora. Ven el incidente de esta semana como algo normal fruto del acalorado debate. Por tanto, no parece que haya intención por parte de los responsables de la SER de tomar cartas en el asunto y hacer caso al malestar de los trabajadores.
De hecho, hay quien dice que en los despachos de la SER tienen las manos atadas dada la excelente relación que hay entre Pablo Iglesias y el consejero del Grupo Prisa (editora de la SER) Miguel Barroso.
La situación en Gran Vía ha sido esta semana la comidilla del sector radiofónico, e incluso hay quien ve lógico que no se adopte ninguna medida ya que da visibilidad a la emisora en una franja donde Ángel Expósito con su Linterna de la COPE viene pisando fuerte. En el último EGM Hora 25 logró reunir a 1,1 millones de fieles frente a los 1,05 millones de seguidores del programa de la emisora de los obispos.
Este lunes Iglesias y Margallo volverán a verse las caras, pese a que el exministro del PP se haya planteado no volver a Hora 25. ¿Cumplirá con su palabra? ¿Se irá Iglesias antes de que empiece la campaña electoral como algunos piensan? El tiempo lo dirá, pero parece claro que, por ahora, salvo decisión personal, los dos se mantendrán en antena.