El pasado 27 de noviembre entró en vigor el Real Decreto (RD) 878/2015, aprobado el 2 de octubre, que incorpora la obligación de comunicar la presencia accionarial de inversores que no tengan acciones de una empresa, pero sí derivados financieros que sean canjeables por acciones o efectivo, o que bien puedan ejercer influencia sobre la cotización, aunque no puedan ser cambiados por títulos de la empresa.
Se trata en su mayoría de swaps (permutas financieras) que son liquidables por diferencias durante la vigencia del contrato o a su vencimiento. Te dan exposición de una empresa, pero sin tener las acciones. Ese instrumento escapaba hasta ahora a la comunicación pública al mercado, ya que se contabilizaba de forma independiente. Ahora se debe revelar la posición agregada en acciones y derivados.
El asunto ha provocado cierta confusión y revuelo en el mercado español, debido a la multitud de nuevos inversores que han emergido en las últimas fechas en las principales empresas del Ibex 35. En realidad, siempre estuvieron ahí, pero ahora todos los ven, no sólo los grandes bancos de inversión con los que firman los swaps.
"Las manos fuertes"
De esta manera, el nuevo RD aporta luz a la influencia que ejercen los grandes inversores sobre la cotización de empresas españolas. Son las llamadas 'manos fuertes', capaces de marcar la tendencia de una empresa en bolsa. Hasta hace unas semanas se movían en la sombra, sin conocimiento de la mayoría del mercado. En este lado oscuro se encuentran los grandes ‘hedge funds’ del mundo, como el de Soros, o entidades aparentemente tradicionales como Telefónica.
Sólo los grandes bancos de inversión -quienes expiden este tipo de instrumentos- y los propios inversores lo sabían. En realidad se trata de una transposición de la directiva europea en materia de transparencia que ha obligado a modificar la normativa de comunicación de participaciones a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y, sobre todo, la tenencia de derivados financieros.
Bruselas consideraba que había un defecto de información en este sentido. Se comunica siempre que sean posiciones largas (compradoras) y una vez descontadas las coberturas (posiciones bajistas o cortas) que también se tengan sobre una empresa, según reza la anterior Ley del Mercado de Valores en su artículo 28.
“La inversión a través de derivados se realiza para invertir lo mismo, pero con menos dinero. Es una forma de invertir apalancado. De ahí aparezcan inversores con posiciones relevantes (superiores al 3%, 5% o 10%) que quieren tener exposición a una empresa, pero por el motivo que sea no quieren aparecer como accionistas directos”, explican fuentes financieras a EL ESPAÑOL.
La apuesta apalancada de Alierta por Prisa
Es el caso de Telefónica en Prisa. La operadora, que tiene de manera directa el 4,9% del grupo editor de El País y Cadena Ser, ha tenido que revelar ante el regulador que posee derivados financieros equivalentes al 8,7% del capital de Prisa a través de tres ‘total return share swap’ o permutas financieras.
Los tres contratos tienen vencimientos en octubre de 2016, mayo y agosto de 2017, que le permite beneficiarse de forma apalancada de los movimientos en la cotización de Prisa. “A efectos de lo dispuesto en el RD, la posición global del sujeto era del 13,69% (supera el umbral del 10%)”, explica Telefónica a la CNMV.
De esta manera, llegado el vencimiento del derivado, la operadora podrá obtener una revalorización (o pérdida) que puede reinvertir en la compra directas de acciones.
La extraña desaparición de Soros
Uno de los casos paradigmáticos es el de George Soros, una de las leyendas vivas de los mercados financieros. Desde que Bill Gates aterrizó en FCC con la compra de su participación pronto se rumoreó su entrada en la constructora. Sin embargo, nunca se tuvo constancia entre el común de los inversores hasta que el 27N se activó el RD 818/2015. El fundador del ‘hedge fund’ Quantum tuvo que comunicar sus derivados, que le daban una exposición equivalente al 3,8% de FCC. Ha sido un visto y no visto, porque ya no está.
Este lunes comunicó al supervisor que ha liquidado toda su posición, algo que ocurre tras la reciente escalada en bolsa de la empresa española. FCC registró el pasado viernes la mayor subida bursátil de su historia (+28%) tras anunciar una nueva ampliación de capital liderada por Slim, el mayor socio de la empresa y con quien ha 'competido' tanto por FCC como por la filial inmobiliaria Realia. Soros no es el único que apareció de repente en la constructora. Three Bay (TBC Master, un hedge fund de Boston (EEUU), comunicó que tenía el 11% de la empresa a través de derivados financieros.
La jugada de Noruega en Iberdrola
De la misma manera que hay inversores alcistas en las empresas españolas, también los hay bajistas. Estos se alimentan del préstamo de acciones para poder invertir a la baja. La operativa es simple: primero, piden prestados los títulos, luego los venden en mercado -intentando provocar el mayor daño posible- y después los recompran antes de devolvérselos a su legítimo dueño. Si los adquieren a un precio más bajo, ganan dinero y si los recuperan a un precio más alto, pierden.
Habitualmente, son también los mismos 'hedge funds' que operan en derivados quienes realizan este tipo de inversiones a la baja, pero necesitan grandes paquetes de títulos en préstamo. ¿Y dónde los encuentran? Uno los caladeros habituales donde pescan estas acciones para operar a la baja son los inversores a largo plazo, capaces de soportar pérdidas durante un tiempo.
Un buen ejemplo es el fondo soberano de Noruega, que posee varios miles de millones de euros invertidos en la Bolsa española. Su depositario es el propio banco central del país (Norges Bank) y es uno de los grandes prestamistas de títulos. Esta misma semana, y gracias a la modificación del RD 878/2015, los noruegos se han visto obligados a comunicar un préstamo de 6 millones de acciones de Iberdrola a un inversor no identificado, valoradas en más de 36 millones de euros. Representa apenas el 0,09% del capital de la eléctrica y es una pequeña parte del 3% que tiene Noruega en la eléctrica española.