"Todavía es pronto para cantar victoria en el frente de la inflación". Con estas palabras, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha querido dejar claro que la política monetaria de la entidad seguirá siendo muy acomodaticia durante todo el año 2017. Esto significa que se mantendrá el programa de compras de activos con el que la entidad inyecta liquidez al mercado hasta el final del año y los tipos seguirán "en los niveles actuales o más bajos" al menos hasta el próximo año.
De esta forma, el BCE da carpetazo, al menos de momento, a la discusión que se había instalado en los mercados sobre la necesidad de retirar los estímulos ante el repunte de la inflación. Draghi considera que no existe una presión inflacionista suficiente para retirar la ayuda de la política monetaria.
Todavía es pronto para cantar victoria en el frente de la inflación
Muchos expertos esperaban un discurso más duro del BCE, presionado por los halcones de la entidad, pero en esta ocasión se han impuesto las palomas, esto es, los banqueros centrales que prefieren mantener los estímulos para impulsar la inflación y el crecimiento. "La inflación subyacente (que no incluye los precios energéticos) subirá a un ritmo gradual", ha explicado Draghi en la rueda de prensa posterior a la reunión de la entidad, lo que significa que el objetivo de llevar la inflación "cerca pero por debajo del 2%" todavía no está cumplido.
Ante este escenario, el BCE ha decidido mantener sin cambios todos sus estímulos, desde los tipos de interés en el 0%, hasta el programa de compra de activos en 80.000 millones de euros para marzo y de 60.000 millones a partir de abril. Además, ha mantenido la facilidad de depósito (la tasa por aparcar dinero en el BCE) en el -0,4% para penalizar la liquidez ociosa.
Además, la entidad ha mantenido una coletilla muy importante en su discurso: "Los tipos de interés permanecerán en estos niveles o inferiores durante un periodo prolongado de tiempo". Draghi ha explicado que los miembros del Consejo de Gobierno han querido mantener sin cambios esta cita porque así dejan la puerta abierta a acelerar los estímulos en caso de que la recuperación se frene. No solo eso, el BCE "está preparado para incrementar el programa de compras en el tiempo o en cantidad si el entorno se complica", señaló el banquero central.
Los tipos de interés permanecerán en estos niveles o inferiores durante un periodo prolongado de tiempo
Lo que sí ha eliminado es el mensaje de que el BCE actuará "con todos los instrumentos que están en su mandato", ya que Draghi cree que "ya no existe la sensación de tener que adoptar medidas urgentes". Esta ha sido la única concesión del BCE a sus halcones encabezados por la delegación alemana. La mayoría de los miembros de la entidad reconocen que "el balance de riesgos ha mejorado", pero que es pronto para adoptar una política monetaria más dura.
Mejora el crecimiento
La situación económica ha permitido al BCE mejorar sus previsiones de crecimiento e inflación para los próximos años, pero todavía a niveles limitados. En el caso del PIB, la entidad ha mantenido su previsión de crecimiento para este año en el 1,6%, pero ha mejorado en una décima su estimación para 2018 y 2019, hasta el 1,7% y el 1,8% respectivamente.
En el caso del IPC, la previsión de subida para este año ha sido mayor, pasando del 1,3% que estimaba en enero al 1,7% actual. Sin embargo, a pesar de este incremento, el BCE cree que la inflación se estancará en los dos próximos años, con un avance del 1,6% en 2018 y otra vez del 1,7% en 2019.
Estas estimaciones reflejan a la perfección que el BCE todavía tiene ciertas reticencias respecto a la recuperación de la inflación. De hecho, Draghi ha explicado que para que se cumplan es necesario llevar a cabo los estímulos monetarios. El principal indicador que miran los miembros de la entidad es el de los salarios y, mientras que la inflación no se traslade a un incremento de los sueldos de los trabajadores, no se dará por vencido el fantasma de la deflación.