Los mercados vivieron una sesión en la que todas las miradas estuvieron pendientes de Mario Draghi, que finalmente no se salió del guión. El presidente del BCE mantuvo los tipos en el 0% y no anunció la temida retirada de estímulos (el llamado tapering). Pero lo más importante de todo, disipó los miedos del mercado al mostrar una actitud de prudente optimismo: por un lado elevó las previsiones de crecimiento e inflación; mientras que por otro quitó hierro al alza del IPC y reiteró que aún es pronto para recortar su programa mensual de compras. El discurso impulsó al euro, que subió hasta los 1,057 dólares.
Los economistas no anticipaban cambios en la política del banco central antes del verano, ya que la inflación subyacente (descontada la energía y los alimentos) se encuentra por debajo del 1%. La institución aún tiene presente el error garrafal de Trichet en 2011, que decidió subir tipos en plena crisis para contener lo que no era más que un alza puntual de la inflación. El otro gran motivo por el que se descartaba un cambio en las políticas de Draghi es la intensa agenda política prevista para los próximos meses.
En este frente, los inversores también vieron momentamente disipados sus temores, después de que las últimas encuestas publicadas en Francia apuntasen al candidato centrista Emmanuel Macron como claro vencedor tanto en la primera como en la segunda vuelta. Esto en cambio no frenó las presiones en la renta fija, donde la prima de riesgo se situó en los 140 puntos básicos, con la rentabilidad del bono español a 10 años en el 1,83%.
El último factor que generaba cierta inquietud en los mercados era la reciente caída del precio del crudo. El precio del barril de Brent caía un 2,09% al cierre de las bolsas europeas, hasta los 52 dólares, después de que los inventarios petrolíferos de EEUU subieran hasta máximos históricos. El aumento de los inventarios anula los recortes de producción emprendidos por la OPEP, por lo que el cartel deberá prolongar sus recortes en los próximos meses si quiere evitar un desplome del oro negro.
Las bolsas europeas reaccionaron con fuerza a las palabras de Draghi, especialmente el Ibex 35, que se disparó un 1,5%, hasta los 9.998 puntos. El selectivo llegó a superar puntualmente la barrera de los 10.000 puntos, por primera vez desde 2015, impulsado por IAG y la banca. Si el índice logra romper esta barrera, los analistas técnicos apuntan como siguiente resistencia los 10.250 puntos. A partir de ahí, los expertos discrepan: algunos temen una corrección, mientras que otros no descartan que el índice se lance a por los 10.600 puntos.
<p>El desplome del brent dio alas a IAG, que se disparó un 3,92%, hasta los 6,58 euros; pero sentó como un jarro de agua fría a Repsol, que bajó un 1,16%, hasta los 14,075. Las dos grandes empresas ligadas a las materias primas, Acerinox (-1,53%) y Arcelor (-1,39%) también cerraron en negativo.
<p>En cambio, Técnicas Reunidas salvó la jornada tras anotarse un 0,22%, gracias al apoyo de Credit Suisse. Los analistas elevaron su recomendación de "infraponderar" a "neutral" y su precio objetivo de 28 a 34 euros.
<p>En cambio, Telefónica (1,13%) encadenó su cuarta sesión al alza, después de que Deutsche Bank elevara su precio objetivo de 9,5 a 11,4 euros ymejorase su recomendación de "mantener" a "comprar".
<p>Sin embargo, el sector que tiró del Ibex 35 fue la banca, que representa cerca de un tercio de la ponderación del índice. Caixabank (3,87%) lideró los avances del sector, después de que los expertos de UBS elevaran su precio objetivo de 2,6 a 3,95 euros. El resto de las entidades cerraron con fuertes subidas, con el BBVA (3,87%) rozando los 7 euros, Popular (2,51%) camino de los 0,9 euros y Bankia (1,94%), al borde del euro por acción. El Santander (2,45%), Sabadell (2%) y Bankinter (1,86%) también cerraron en verde.
Entre los pesos pesados del índice, Inditex puso freno a sus recientes caídas y rebotó un 2,1% a tan solo una semana de presentar resultados.
Por su parte, ACS (-0,07%) encajó con relativa entereza las últimas desinversiones de la familia March, que redujo su participación del 5,2% al 4,7%.
En el mercado continuo, el gran protagonista fue Urbas, que llegó a dispararse cerca de un 20% tras cerrar la refinanciación de su deuda de 58 millones de euros con la Sareb.