Los bancos del país sucumbieron al peso de grandes deudas acumuladas durante años de expansión en el extranjero, extendiendo la inestabilidad a otros países de Europa y convirtiendo a su país en un símbolo de los excesos que ayudaron a desencadenar la crisis.

El Gobierno comenzó a eliminar los controles de capital el año pasado al relajar las restricciones para los residentes en un país de unos 330.000 habitantes. El final de los últimos controles, anunciado el domingo, entró en vigor a medianoche.

Islandia espera que la medida abra el camino para que los fondos de pensiones islandeses inviertan en el exterior y mejore las perspectivas para la inversión extranjera en el país.