Los mercados vivieron otra jornada de apatía, en la que contuvieron el aliento a la espera del veredicto de la Fed y, en menor medida, del resultado electoral en Holanda. Los índices europeos cerraron con ligeros avances del 0,1%-0,2% -en línea con Wall Street-, con la única excepción del Ibex 35, que subió un 0,79%, hasta los 9.983 puntos.
El selectivo español celebró la fusión entre Bankia y BMN, que creará a la cuarta entidad financiera más grandes de España, y da el pistoletazo de salida a la esperada consolidación de la banca mediana. La acción se disparó un 3,22%, hasta los 1,06 euros, y provocó un efecto dominó sobre el resto del sector. El Popular (2,09%), otro firme candidato a participar en el baile de fusiones, también destacó entre los más alcistas. Por su parte, Caixabank subió un 2,36%, seguido de Santander (1,36%), Sabadell (1,07%), Bankinter (0,84%) y BBVA (0,66%).
El otro gran protagonista de la jornada fue Inditex, que eludió en el último minuto los números rojos, pese a anunciar unos resultados históricos, con un beneficio neto sin precedentes de 3.157 millones de euros; y prometer una subida de dividendo del 13%. Estas noticias estuvieron en línea con las previsiones del mercado, por lo que ya habían sido descontadas.
Las materias primas también sirvieron de apoyo para el Ibex 35. Acerinox (2,43%) y ArcelorMittal (1,19%) se beneficiaron del encarecimiento de los metales. Por su parte, Repsol (1,24%) celebró el avance del brent, que repuntó un 1,47%, hasta los 51,67 dólares. El oro negro interrumpió su racha bajista tras el inesperado desplome de los inventarios petrolíferos de EE. UU. En 237.000 barriles. La noticia disipó las dudas sobre la efectividad de los recortes aplicados por la OPEP desde finales del pasado año.
Frente al optimismo en España, el resto de Europa se atrincheró un día más a las puertas de sus niveles psicológicos. El Dax 30 alemán logró superar por poco los 12.000 puntos, tras avanzar un 0,20%; mientras que el CAC 40 se quedó a 15 puntos de los 5.000.
Los inversores optaron por no hacer movimientos a la espera de dos grandes referencias que no se conocerían antes del cierre de la sesión. La primera y más importante, la reunión de la Fed, en la que previsiblemente el banco central anunciará una subida de un cuarto de punto hasta el rango del 0,75%-1%. Al mercado no le interesa esta medida, ya descontada, sino los planes de Yellen. Los inversores descuentan dos subidas de tipos para este año, la Fed abrió la puerta a tres en diciembre y algunos gestores no descartan que se realicen cuatro si la inflación y la economía siguen creciendo.
En este sentido, las tesis más agresivas ganaron peso tras la publicación del dato de febrero de IPC en Estados Unidos, que reflejó un crecimiento interanual de dos décimas, hasta el 2,7%, su nivel más elevado desde marzo de 2012.
En menor medida, los mercados también vigilan el resultado electoral en Holanda. No tanto por el futuro del país, ya que la llave del gobierno estará exclusivamente en manos de los posibles pactos, y el partido ultraderechista de Geert Wilders carece de aliados. No obstante, a los inversores les interesa la evolución del voto, como posible guía de lo que suceda a finales de abril y comienzos de mayo en Francia.
El euro se mantuvo clavado en el entorno de los 1,06 dólares, a la espera de que el banco central moviera ficha. La evolución de la moneda comunitaria en los próximos días dependerá del tono del discurso de Yellen y de si se contienen o resurgen los temores populistas en Europa.
La aversión al riesgo benefició en cambio a la renta fija. La rentabilidad del bono español a 10 años retrocedió hasta el 1,83%, con la prima de riesgo en los 142 puntos básicos.