Las bolsas europeas parecían condenadas a otra jornada de recogida de beneficios tras el cierre en rojo de Wall Street en la víspera, y ante los múltiples frentes abiertos en materia de incertidumbre política. Sin embargo, tras una apertura plana los inversores optaron por un cauto optimismo, apoyados en la fortaleza de los resultados empresariales y el rebote de la banca. El Ibex 35 se desmarcó de las tímidas alzas del resto de Europa y cerró la sesión con una subida del 1,03%, hasta los 10.370,3 puntos, poniendo fin a una racha bajista de cinco sesiones.
Los mercados volvieron a centrar su atención en la economía y los resultados. En el plano corporativo, compañías como Azko Nobel y Morgan Stanley presentaron unas cuentas que batieron previsiones. En el plano económico, se publicó el dato de marzo de inflación de la eurozona, que se mantuvo estable en el 1,5%; pero los inversores contuvieron el aliento a la espera de la publicación del Libro Beige de la Fed, que podría servir de barómetro para la reunión que el banco central celebrará el próximo 3 de mayo. Por el momento los economistas no esperan otra subida de tipos antes de la reunión del 14 de junio.
No obstante, la incertidumbre política se mantuvo como telón de fondo, en plena cuenta atrás para la primera ronda de las elecciones francesas, que se celebrarán este domingo. Al otro lado del Canal de la Mancha, la primera ministra británica, Theresa May, obtuvo el apoyo del parlamento a su propuesta de celebrar elecciones anticipadas el 8 de junio. Las tensiones en Corea del Norte y Siria también permanecieron en segundo plano. En este sentido, los analistas de Bankinter creen que en estos momentos ¿las elecciones francesas y los riesgos geopolíticos determinan la dirección del mercado¿.
Las incertidumbres tuvieron escaso impacto en el euro, que subió desde los 1,069 hasta los 1,071 dólares. En la renta fija, la rentabilidad del bono español a 10 años subió ligeramente hasta el 1,66%, mientras que la prima de riesgo retrocedió hasta los 145 puntos básicos.
La mayoría de los índices europeos cerraron con tímidas alzas del 0,1%-0,3%, con la excepción del FTSE 100 británico, que bajó un 0,4%. En cambio, el Ibex 35 subió un 1,03% gracias al rebote de banca y siderúrgicas y al rally bursátil del Popular.
La entidad que preside Emilio Saracho subió un 5,55%, aunque llegó a dispararse un 10% a lo largo de la jornada. La acción acumula una subida del 12% en tan solo dos sesiones, un avance que los analistas achacan a un rebote técnico desde el soporte de los 0,6 euros. Expertos consultados confían en que la acción regrese a la banda lateral de los 0,8-1 euros, pero advierten de que el Popular es un valor de alto riesgo solo apto para inversores con perfil especulativo.
El resto del sector bancario cerró en verde. BBVA (+2,14%) rozó los 7 euros por acción, mientras que el Santander (+2,98%) recuperó los 5,5 euros. Entre los valores más alcistas del selectivo también destacaron las siderúrgicas como ArcelorMittal (3,55%) y Acerinox (1,55%).
Los blue chips también sirvieron de apoyo para el Ibex 35. Inditex (0,69%) contó con el respaldo de Liberum, cuyos analistas elevaron su precio objetivo hasta los 41 euros, concediendo un potencial alcista cercano al 20% al grupo textil. Telefónica (0,69%) también cerró en verde, mientras que Repsol (-0,07%) finalizó la jornada prácticamente plano.
En el extremo contrario, los inversores recogieron beneficios en Abertis (-3,07%), que en la víspera se había disparado un 6,6%. El grupo concesionario, que fue suspendido en la tarde de ayer, mantiene negociaciones con la italiana Atlantia, que estudia lanzar una opa amistosa para crear uno de los mayores grupos de autopistas del mundo.
Por su parte, Gamesa (-0,74%) se vio penalizado por los analistas de JP Morgan, que rebajaron su precio objetivo desde los 21,9 hasta los 18,5 euros, una valoración que no concede ningún potencial alcista al valor.
En el mercado continuo, Urbas se disparó un 12,5%, hasta los 0,018 euros; mientras que Sniace cayó un 9,52%, hasta los 0,19 euros.
El barril de crudo Brent cayó un 1,75%, hasta los 53,93 dólares, después de que el último dato de inventarios petrolíferos en EE. UU. cayera menos de lo esperado, despertando dudas sobre la eficacia de los recortes de producción aplicados por la OPEP y otros productores tradicionales.