El Factor de Sostenibilidad, regulado por la Ley 23/2013, de 23 de diciembre, es una de las medidas introducidas en la reforma de las pensiones del año 2013, que junto con las que incorpora la reforma de 2011 tratan de asegurar la sostenibilidad del sistema público en unas décadas venideras en las que se enfrenta a importantes retos, principalmente: Una demografía desfavorable: la esperanza de vida continúa aumentando, lo que sin duda es un gran logro social, pero en lo que a pensiones se refiere supone que éstas deban ser abonadas durante un periodo más prolongado.
Por otro lado, España mantiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, lo que supone que el número de futuros cotizantes pueda ser insuficiente para sostener las pensiones existentes. No olvidemos que el sistema de pensiones español está basado en el principio de reparto intergeneracional, por lo que las cotizaciones de los trabajadores se destinan a abonar las pensiones de los jubilados en ese momento.
La próxima jubilación del ¿baby boom¿: este hecho provocará que en el intervalo 2025-2060 acceda a la jubilación un gran número de trabajadores que además causarán pensiones de elevada cuantía pues son personas que, en media, han cotizado por bases elevadas. La crisis económica: ha anticipado varios años la aparición de déficits en las cuentas de la Seguridad Social, lo que ha supuesto tensiones económicas añadidas en el corto plazo.
¿Por qué la introducción del Factor de Sostenibilidad?
El Factor de Sostenibilidad ajusta la pensión inicial de jubilación de manera que el importe total que perciba a lo largo de su vida un pensionista que acceda al sistema de pensiones dentro de un cierto número de años, y que previsiblemente tendrá mayor esperanza de vida, sea equivalente al que perciba el que se jubile en un momento anterior.
Para ello se relaciona la esperanza de vida estimada en ambos momentos. Por tanto, este factor provocará que la cuantía de la pensión de aquellos que van a disfrutar de una mayor esperanza de vida sea menor, dado que se presume que la van a percibir durante un mayor número de años.
Pensemos en la pensión como en una tarta en la que aquellos que van a vivir más años disfrutarán de más porciones de la misma que deberán ser de menor tamaño. Lo que busca el sistema es que la tarta sea la misma para dos individuos que acrediten las mismas condiciones de cotizaciones y por tanto de derechos, es decir, busca mantener la equidad intergeneracional.
Cuantificar el impacto definitivo aún no es posible, si bien existen estimaciones como las de Analistas Financieros Internacionales (AFI) para el Instituto BBVA de Pensiones que se utilizan en las herramientas de simulación que desde Mi jubilación ponemos a disposición de toda la ciudadanía. Según estas estimaciones el Factor de Sostenibilidad en 2019 podría rondar el 99,28%, lo que implicaría que una pensión de 1.000 euros quedara reducida a 992,8 euros. En 2030 el factor estimado es del 92,08% (la pensión de 1.000 euros pasaría a ser de 920,8) y en 2045 es del 84,38% (en este caso la pensión de 1.000 euros quedaría reducida a 843,8 euros).