Simón Pérez Golarons
Director Académico de EIAF, Escuela Internacional de Adminsitración y Finanzas.
Esta guía técnica es una base para guiar los conocimientos y la experiencia que deberán demostrar todos los empleados y profesionales bancarios y financieros que deban mantener un trato directo con los clientes, les asesoren o les informen sobre productos de inversión y servicios auxiliares.
Estamos por lo tanto ante un momento crucial para que el sector del asesoramiento financiero en nuestro país dé un salto de calidad y España se equipare al resto de países de su entorno. Al final las directrices de CNMV son claras: se exige un nivel de formación elevado, para los rangos que se contemplaban, se considera la experiencia profesional, y se demanda una formación continuada anual de reciclaje y se incluye la dimensión ética.
Se proponen como necesarias 150 horas para la formación inicial de un asesor financiero y 80 para el nivel de información y se establecen unos contenidos u objetivos básicos, así como se requiere un mínimo de 6 meses de experiencia profesional.
Lo ideal es mantener la separación entre formador y certificador. La CNMV no exige estrictamente dicha distinción y abre la vía a que las entidades financieras monten sus estructuras con tal fin, pero si queda claro que el concepto de acreditador externo, separado del formador, cumple con todos los requisitos y se reconocerán ciertas acreditaciones.
Otras de las novedades son que los departamentos de cumplimiento normativo, no únicamente los de RRHH pasan a ser parte, incluso diríamos la principal parte en esta cuestión y la responsabilidad del buen hacer va a recaer totalmente en las entidades financieras.
Finalmente, dentro de los márgenes que contemplábamos los profesionales del sector de la formación financiera, la CNMV ha optado por los estándares más elevados a comparación internacional.
Pese a permitir a las entidades sus propios desarrollos se hace evidente que esta opción puede tener sentido para las grandes entidades, pero entiendo que las entidades medianas y las pequeñas seguro que acabarán aprovechando las certificaciones externas que se utilizan actualmente. Y digo esto último por un tema de costes y como a continuación mencionaré de plazos.
Existe una presión importante en lo que a plazos se refiere, dado que la normativa se pretende aplicar desde el 01 de Enero de 2018, aunque desde ahí se plantee un margen de 3 años hablamos de una regulación que afecta a más de 200.000 empleados de banca y finanzas.
Como siempre en España, en parte por la lentitud del regulador, estamos en la cola de los países europeos en este asunto, aunque esta vez el regulador europea ESMA también ha tardado en dar a conocer sus criterios tan solo hace unos meses.
Además de publicar los contenidos necesarios para montar un curso o programa propio la CNMV reconocerá una serie de titulaciones o acreditaciones existentes. En este sentido se abren las apuestas¿ ¿Cuáles serán?
En España existe hace años la asociación EFPA España que ofrece la acreditación EFA, para la cual se realiza una formación en centros diferentes del acreditador de 150 horas. Hace un par de años entró en nuestro país CISI; una acreditación británica de asesor financiero.
Resulta que dado el requisito de CNMV, al menos la referencia de 150 horas para preparación del asesor y 80 del informador, la acreditación que ofrece CISI, que se prepara en 80 horas y se postulaba como la segunda en el sector, queda posiblemente relegada fuera del juego, al menos en el nivel de asesoramiento.
Mi apuesta pues es que los grandes bancos es posible que si se monten sus soluciones, pero los medianos y pequeños así como las empresas de servicios de inversión (agencias y sociedades de valores, eafi¿s y gestoras) tenderán a utilizar las acreditaciones externas.
Dentro de estas EFPA, liderará el sector y CISI va a caer al nivel de información o deberá ampliar su programa, lo cual dado que son internacionales y España un país más en su lista, no parece probable a corto plazo.
Este supone un gran hito en lo que a la relación entre los clientes y las entidades financieras se refiere, puesto que se va a exigir, regular e incluso inspeccionar por CNMV la preparación necesaria para que una persona atienda a clientes en una institución financiera. La CNMV podría incluso llegar a examinar a dichos empleados.
En términos generales, a nivel social, esta obligación a la formación en los profesionales del sector financiero, es buena para el futuro del sector financiero puesto que protege a los clientes e inversores, y porque no, pese a obligar, también protege a los profesionales del sector financiero. Una mejora de las reglas del juego es buena para todos aunque a algunos les suponga un coste de dedicación (los empleados) y a otros un coste de inversión económica (las entidades afectas).
Pero no solo mejoramos el futuro ya que ésta, como toda normativa en finanzas, suele salir a tenor de una mala experiencia pasada, y en este caso tratan de corregirse los errores de la última década y de la reciente crisis financiera mundial, europea y por ende española. Lavando la cara y recuperando la confianza del sector financiero, cuya concepción social ha empeorado en los últimos años notablemente.
Con una preparación como la que se está definiendo problemas como el de las preferentes se podrían haber evitado, o al menos minimizado, y dentro de todos los cambios que ha supuesto MIFID en lo que a protección del inversor se refiere esta puede ser la guinda del pastel.