Así se recoge en el comunicado final que el grupo de las democracias más industrializadas del mundo - Alemania, Canadá, EEUU, Francia, Italia, Japón y Reino Unido- celebraron este viernes y sábado en Taormina, en la que también participó la Unión Europea.

En el documento, los países reconocen que "el comercio y la inversión libres, justos y mutuamente beneficiosos, al tiempo que crean ventajas recíprocas, son motores esenciales del crecimiento y la creación de empleo", señala el texto.

"Reiteramos nuestro compromiso de mantener nuestros mercados abiertos y luchar contra el proteccionismo, mientras nos mantenemos firmes contra todas las prácticas comerciales injustas", dice el documento de seis páginas, mucho más corto que en ocasiones previas.

La incertidumbre sobre si Washington acabaría bloqueando el tradicional consenso sobre este punto, tal como hizo en el G20 de ministros de Finanzas de marzo, se mantuvo prácticamente hasta el final de la cumbre.

Motivos para la inquietud no faltaban, después de que Estados Unidos decidiese en enero, nada más llegar Trump a la Casa Blanca, retirarse del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) con China y Japón, y de que vaya a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o NAFTA en sus siglas en inglés).

La discusión final, mantenida directamente entre los dirigentes, sumada a los ingentes esfuerzos de los otros seis países y de la UE para eliminar las reticencias de Trump, permitieron llegar a un "punto de convergencia", en palabras el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni.

Gentiloni, que ejerció de anfitrión de la cita, explicó que la idea que subyace en la declaración final y que ha guiado los trabajos es la conciliación entre la necesidad de proteger a los "golpeados" por la globalización, especialmente las clases medias, sin que esto lleve a un "repliegue proteccionista radical".

El mandatario italiano reconoció que la cumbre ha permitido hacer "progresos significativos" pero no cierra la discusión, "que proseguirá en los próximos meses".

La búsqueda de este frágil término medio queda plasmada sobre el papel en un reconocimiento de que el comercio "no siempre ha funcionado en beneficio de todos", y el compromiso de "adoptar políticas apropiadas" para que todas las empresas y ciudadanos puedan "aprovechar al máximo" las oportunidades de la economía global.

Trump se mostró satisfecho con el compromiso adquirido y destacaba en un mensaje de su cuenta de Twitter que había mantenido "estupendas reuniones sobre todo, especialmente sobre comercio".

Y en un segundo mensaje destacó que la declaración final aprobada por los líderes afirma que "trabajaremos para eliminar todas las prácticas que distorsionan el comercio (...) para impulsar una auténtica igualdad de condiciones".

En efecto, con la vista puesta en sus socios más allá de la mesa de los Siete, los líderes se comprometieron a atajar estas acciones, ya sean barreras no arancelarias, transferencias tecnológicas forzosas o subsidios estatales que distorsionen los intercambios.

Asimismo, subrayaron la necesidad de trabajar con otras potencias para atajar la sobrecapacidad mundial en la producción de acero y sus causas de raíz, un problema del que China es exponente principal.

En esta línea, destacaron la "importancia del sistema de comercio internacional basado en reglas" e instaron a "mejorar el funcionamiento de la Organización Mundial del Comercio" para asegurar que todos los miembros cumplen sus normas de forma "efectiva y a tiempo".

El presidente francés, Emmanuel Macron, para quien esta cumbre del G7 fue la primera desde que llegó a la jefatura del Estado, puso el acento sobre el hecho de que algunos países "a veces no respetan las reglas" y aseguró que serán "vigilantes e inflexibles" con los incumplimientos.

La luz verde de Trump en materia de lucha contra el proteccionismo elimina un elemento de incertidumbre económica que venía planeando sobre las últimas reuniones internacionales. EFECOM

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