Estas advertencias han llegado en forma de una versión extendida del punto segundo de su decálogo de inversión. Además de insistir en que estas sociedades ¿ofrecen y prestan servicios de inversión sin estar autorizadas para hacerlo¿, se recuerda que en muchos casos estos ni siquiera existen, sino que se ofrecen como ¿una tapadera para apropiarse del capital de sus víctimas, haciéndoles creer que están realizando una inversión de alta rentabilidad¿. La CNMV define estos ¿elevados rendimientos¿ como ¿el cebo con el que consiguen que los inversores menos informados o más confiados les entreguen sus ahorros¿.
Después de haber captado el capital, explica el supervisor, ¿cuando no pueden justificar las pérdidas, simplemente desaparecen o cambian de nombre¿, lo que dificulta su rastreo y la interposición de cualquier medida en su contra. Por ello, se recuerda que en cualquier caso debe requerirse siempre ladocumentación por escrito.
El supervisor se refiere también a la conveniencia de obtener el ¿suficiente conocimiento¿ de las características y riesgos del producto. En este sentido, anima a los inversores menos duchos a preguntar todo lo que consideren conveniente pues ¿ninguna pregunta puede ser improcedente ni irrelevante cuando se trata de cómo invertir su dinero¿, recoge la circular de consejo.
Los objetivos de supervisión y actividad que se ha marcado el equipo del nuevo presidente de la CNMV, Sebastián Albella, se refieren en un alto número de ocasiones al pequeño inversor. Estas iniciativas se vienen repitiendo desde que el organismo se vio en la tesitura de tener que afrontar el escándalo de la colocación de participaciones preferentes.