Así se desprende de la nota económica 'Evolución de los flujos y los balances financieros de los hogares y de las empresas no financieras en 2016', publicada este martes por el Banco de España, que refleja que la contracción del ahorro de las familias fue compatible con un aumento de la adquisición neta de activos financieros (compras menos ventas)
En concreto, la compra de activos financieros se situó en el 5% de la renta bruta disponible (RBD) de las familias, cifra 2,5 puntos porcentuales superior a la de 2015 y que supone el valor más elevado alcanzado en los últimos ocho años.
La mayor parte de las inversiones en activos financieros se destinó a fondos de inversión, depósitos y seguros, y planes de pensiones, lo que supone una mayor diversificación que en 2015. Las familias invirtieron, en el conjunto del año, una cuantía equivalente al 2,4% de su RBD en este tipo de activos, una cifra inferior a la de los tres años anteriores. Por el contrario, el ahorro dirigido a depósitos se elevó hasta el 2,6% de su RBD, 2,4 puntos porcentuales más que en 2015.
También fueron positivas las aportaciones a instrumentos de previsión social (seguros y planes de pensiones), por un importe del 1,9% de su renta, acercándose a las realizadas en 2014 (2%), que fueron, a su vez, las más altas desde 2009. De igual forma, continuó el proceso de desinversión en valores de renta fija iniciado en 2012, aunque esta vez la caída fue moderada, y apenas supuso el 0,2% de la RBD.
Según el informe, las familias también redujeron por cuarto año consecutivo su cartera de acciones y otras participaciones en una cuantía equivalente al 0,7% de su RBD, registro menor que el de los dos años anteriores.
Por lo que respecta a los pasivos, en 2016 la financiación neta bancaria captada por las familias volvió a ser negativa, aunque por un importe más moderado que un año antes: el -1,5% de la RBD, frente al -2,7% de 2015. Al igual que sucedió un año antes, se constató una evolución diferenciada por componentes, con un flujo neto positivo asociado a la deuda de los hogares para consumo y otros fines del 1% de la RBD, algo superior al 0,6% de 2015.
En el caso de los créditos para la adquisición de vivienda, las amortizaciones superaron a las nuevas operaciones, por lo que el efecto neto fue de contracción del saldo, si bien a un ritmo menor que el año anterior (2,5% de la RBD, frente al 3,3% anterior).
RIQUEZA FINANCIERA DE LAS FAMILIAS.
El aumento del 2,5% de la inversión neta en activos financiero contribuyó a un incremento de alrededor del 2% de la riqueza financiera bruta de los hogares. Por el contrario, en el conjunto del año las revalorizaciones en el precio de los activos y otras variaciones en volumen tuvieron un impacto ligeramente negativo, por lo que en 2016 la riqueza financiera bruta de las familias se elevó un 1,1%.
Por instrumentos, las reservas técnicas de seguros aumentaron un 0,8%, hasta alcanzar el 17% del total, mientras que los fondos de inversión y de los depósitos, con subidas del 0,5% en ambos casos, se situaron en el 13% y el 38% del total, respectivamente. De su lado, las acciones y otras participaciones redujeron su peso al caer un 1,4%, hasta el 25% del total.
Asimismo, la ratio de la deuda de las familias con entidades de crédito cerró el año en el 102% de su RBD, cuatro puntos menos que en 2015 y 33 puntos porcentuales por debajo del máximo de 2008. La caída de los pasivos de las familias junto al avance de sus activos financieros brutos se tradujo en un nuevo aumento de la riqueza financiera neta, que alcanzó el 188% de la RBD.
EL AHORRO DE LAS EMPRESAS SUBE UN 0,7%
Por su parte, la tasa de ahorro bruto de las familias aumentó 0,7 puntos porcentuales el año pasado, hasta el 17,2% del PIB. Por cuarto año consecutivo, volvió a aumentar la inversión neta en activos financieros de las sociedades no financieras, que alcanzó en 2016 un importe equivalente al 6,1% del PIB, la cifra más elevada desde 2010.
Al igual que en el caso de los hogares, las inversiones financieras de las sociedades presentaron una mayor diversificación por instrumentos. El principal destino volvieron a ser los activos de renta variable (3,1% del PIB), seguido del importe materializado en depósitos a la vista (1,7% del PIB) y, tras cuatro años de caídas, las tenencias de valores de renta fija (0,3% del PIB).
Igualmente, la riqueza financiera bruta del sector volvió a aumentar en 2016, con un alza del 2,4%, frente al 7% de 2015, favorecida por la inversión de las empresas en activos financieros.
Los recursos propios de las sociedades no financieras se elevaron un 0,5%, por debajo del 11,8% de 2015, como consecuencia de que la captación de fondos por esta vía fue parcialmente compensada por el descenso en el valor de estos instrumentos.