Antonio Hermosín
Estos tres países están detrás de la espectacular escalada del valor del bitcóin hasta rebasar los 3.000 dólares (2.600 euros) en junio, el triple que en enero, lo que ha empujado a autoridades nacionales y grandes corporaciones a estrechar el cerco sobre esta divisa independiente de bancos centrales y Gobiernos.
El mercado del bitcóin mueve ya en todo el mundo unos 42.000 millones de dólares (36.800 millones de euros), y el yen nipón se sitúa como la moneda más intercambiada con un 37 % del volumen total, seguida del dólar (32 %), el yuan chino (14 %) y el won surcoreano (9 %), según datos de la web especializada Cryptocompare.
Su cotización apenas se vio afectada por los recientes ciberataques globales con "ransomware", en los que los "secuestradores virtuales" reclamaban pagos en bitcóin para liberar los ordenadores afectados aprovechando el anonimato que ofrecen las transacciones con criptodivisas.
Este tipo de ciberataques "dañan a toda la industria de internet" aunque "no suponen una amenaza directa para la confianza en las divisas digitales", dice a Efe Kagayaki Kawabata, ejecutivo de la casa de cambio nipona de criptomonedas Coincheck.
Lo que sí han hecho los ciberataques es atraer una mayor atención de las autoridades nacionales y "dar más justificación" a las regulaciones sobre las monedas virtuales, explica por su parte el analista Charles Hayter, de la antes citada web con sede en Londres.
Japón fue el pasado abril el primer país en legalizarlas como forma de pago, y desde este mes comienza a eximir del IVA las transacciones con divisas virtuales, mientras que en China y Corea del Sur el bitcóin se mueve todavía en un limbo legal.
Las medidas del Gobierno nipón han animado a unos 300.000 negocios japoneses a aceptar pagos con criptodivisas, entre ellos tiendas de electrónica, algunos de los célebres "hoteles cápsula" japoneses, restaurantes, bares, peluquerías o la aerolínea de bajo coste Peach.
Además, cada vez son más los japoneses que recurren al bitcóin para depositar sus ahorros y como alternativa a un fondo de pensiones, ante el ínfimo rendimiento que ofrecen otros activos de inversión o por desconfianza del esquema público, circunstancias que también se dan en Corea del Sur.
"La mayoría de nuestros usuarios emplean el bitcóin como vehículo de inversión", dice el ejecutivo de Coincheck, empresa que gestiona el 90 % de pagos con criptodivisas en Japón, quien añade que prevé "un incremento gradual" de su uso para abonar bienes y servicios.
En el caso de China, la popularidad de esta moneda ha puesto en alerta al Gobierno ante el temor de que se emplee para sacar capitales del país en un momento de debilidad del yuan frente al dólar.
De hecho, el pasado mes de enero el Banco Popular de China (central) abrió una investigación para estudiar posibles manipulaciones del mercado, lavado de dinero y concesiones de préstamos o cambios de divisas no autorizados.
Poco después, fuentes del banco central revelaron al portal financiero Caixin que la institución estaba ultimando el lanzamiento de su propia moneda virtual, la primera del mundo respaldada por un banco central, aunque el 22 de junio el Diario del Pueblo aseguró que este organismo no "estaba preparado aún" para emitirla.
Por el momento, la moneda virtual más popular del mundo opera en un marco de alegalidad y al margen del sistema financiero convencional chino.
Entre la escasa normativa existente en China sobre criptomonedas destacan la prohibición a las entidades financieras de operar transacciones en bitcoines -aunque entre particulares está permitido- o su reconocimiento legal como "valor virtual" a falta de una aceptación oficial de su condición monetaria.
En este contexto han aflorado las llamadas "minas" de bitcóin, centros con decenas de pequeñas computadoras dedicadas a resolver fórmulas matemáticas para obtener bitcoines y mantener el sistema en que éstos se basan ("blockchain" o red de datos distribuidos entre sus usuarios).
Estas "minas" son populares en zonas rurales de provincias como Sichuan (centro) donde la electricidad es muy barata, algo que aumenta la rentabilidad de un negocio que opera en una zona legal gris.
En Corea del Sur y a la espera de que se le conceda estatus legal en los próximos meses, la inversión en bitcóin se ha disparado en parte porque muchas casas de cambio están participadas por los "chaebol" (los grandes conglomerados), como Korbit, segunda mayor operadora que está bajo el paraguas del gigante SK Telecom.