Algunas explicaciones se han dado y otras faltan por despejarse, pero muchas de las respuestas o los comportamientos de los principales actores de esta resolución no han conseguido convencer a un accionista que se levantó hace un mes perdiendo su apuesta por el Popular. Estas son las interrogantes que siguen hoy en día entre los afectados y observadores:
-¿Un problema de liquidez justifica pagar un euro por un banco? Quince días antes de la intervención el ministro de Economía hablaba de que Popular era solvente. Afirmación que también ha hecho el Banco Central Europeo y el Banco de España, bajo el argumento de que la resolución se produjo por falta de liquidez. Pero pese a su solvencia se vende todo el Popular por un euro al Banco Santander. Aquí la duda nace de si Popular tenía un importante agujero patrimonial y era completamente insolvente, cosa que pondría en muy mal lugar a los supervisores (BCE y Banco de España) y si el pretexto de la falta de liquidez intenta ocultar esa realidad. En todo caso para un accionista que ha perdido su dinero, vender todo el banco por un euro por falta de liquidez no resulta convincente. Lo sería mucho más si el banco estuviera quebrado.
-Mensajes negativos del presidente Saracho. El presidente de Banco Popular, Emilio Saracho, mandó siempre al mercado mensajes negativos sobre la entidad y dudas sobre sus cuentas. Una forma de actuar paradójica, sin ofrecer soluciones claras y que muchos ven aliada de los que creen en la existencia de una estrategia para hundir la entidad financiera.
-Información privilegiada en contratación bursátil. En los días previos a la resolución del Banco Popular el volumen de contratación se disparó en Bolsa y se intercambiaron una de cada tres acciones del banco. Habrá que despejar las dudas sobre si existía información privilegiada para que se produjera un salto tan brusco del volumen de contratación.
-Fuga de depósitos de entes públicos. La noticia de salida de importantes cantidades de dinero de organismos públicos que estaban depositados en Popular ha levantado las suspicacias que llevan a que este tema se encuentre en manos de la Justicia por indicación de Bruselas. Una salida de dinero que fue determinante para la resolución de la entidad. El BCE y el Banco de España han repetido hasta la saciedad que el banco era solvente pero que no tenía efectivo para abrir aquel 7 junio sus sucursales.
-Los supervisores no se inmutaron ante el descalabro del banco. El ministro de Economía y Competitividad argumentó recientemente que había una correlación entre la fuga de depósitos de Popular y su caída en Bolsa. Tras varios días de duros castigos que venían acompañados de salidas de dinero, no se tomó ninguna medida para frenarlo. Tal vez, haber parado la caída en Bolsa hubiera tenido una correlación con la huida de depósitos siguiendo la lógica de la explicación de De Guindos. Destaca el comportamiento de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de permitir sin ninguna traba las operaciones bajistas que contaban con el 12% del capital del banco. Poco después y ante el contagio a Liberbank, el organismo presidido por Sebastián Albella decidió el 12 de junio prohibir por un periodo de un mes las operaciones bajistas en esta entidad.
- ¿Nutría el consejo de administración a los bajistas? Es otra de las incógnitas que plantea la resolución del Popular. Sus ataques fueron decisivos en el derrumbe de la cotización y de la confianza sobre el banco. Teniendo en cuenta que el 12% del capital apostaba por la baja del valor, esto obliga a que alguien prestara esa ingente cantidad de acciones a los cortos. De ahí que por tan abultada cifra muchos piensen que solo pudiese salir de algún o algunos asistentes al consejo de administración del Popular que podían aportar estos títulos.
-Valoraciones altas de los analistas. Resulta paradójico que semanas antes de la resolución de Banco Popular, los analistas ofrecieran valoraciones altas para su cotización. Los analistas del Santander mantenían un precio objetivo de 1,17 euros para los títulos del Popular, con una recomendación de compra desde mediados de abril, según datos recogidos en Bloomberg. Otras firmas como Goldman Sachs también erraron en sus previsiones, al valorarlo en 0,74 euros, situándose en 0,65 euros el precio del consenso de mercado. Si se permite el humor negro, todas las cifras se refieren a cada acción del Popular y no al conjunto del banco.
-Gran alegría por probar la Unión Bancaria Europea. Guindos, comisarios europeos y otros funcionarios bruselinos mostraron su total satisfacción con el funcionamiento de la Unión Bancaria que había permitido esta operación por la que los Estados no cargan con los costes de las crisis bancarias que recaen en sus accionistas, bonistas y, finalmente, en los depositantes que superen los 100.000 euros. Pese a la ruina de muchos accionistas y bonistas hubo una euforia en la resolución que luego se fue calmando. Especialmente interesante ver la evolución de De Guindos que pasados los días ya comenzó a calificar de hecho desafortunado la desaparición de un histórico de la banca, como Popular.
-La Unión Bancaria nace arbitraria. El Banco Popular ha sido la primera entidad europea en la que la Unión aplica el llamado `bail in¿, mecanismo creado para evitar que sean los contribuyentes quienes paguen los rescates. Sin embargo, la liquidación de los italianos Veneto Banca y Banca Popolare di Veneza con dinero público, deja en evidencia el doble rasero empleado por Bruselas en ambos procesos, y pone en duda el verdadero significado de la Unión Bancaria.
-¿Cuáles serán las compensaciones a los accionistas del Popular? El Banco Santander anunció que estaban estudiando algunas compensaciones a los accionistas del Banco Popular que se darían a conocer en la primera quincena de este mes de julio. No existen pistas por dónde irán estas compensaciones, pero sí parece haber un cierto consenso en beneficiar sobre todo a los que acudieron a la última ampliación de capital ante las dudas sobre las cuentas de la entidad presidida entonces por Ángel Ron. Dada la gran base de accionistas y depositantes ligados a la Iglesia Católica, INVERTIA contó en exclusiva que se habían producido reuniones cara a cara entre ecónomos de la Iglesia y algunas órdenes religiosas con el banco cántabro para evitar fugas de depósitos.