"Se cerrará porque se ha utilizado políticamente", dijo Nadal, que quiso dejar claro que no ha habido un debate sosegado y que no contaban con "certidumbre política" para autorizar una prórroga.
"Hemos tomado la decisión que generaba menos problemas y tenía menos impacto para el sistema", dijo.
La central burgalesa, en situación de parada desde 2012, es la más antigua del parque atómico español, con más de 40 años de antigüedad, y está controlada por Endesa e Iberdrola, que en 2014 pidieron una ampliación de la licencia hasta 2031.
En un informe no vinculante, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se inclinó el pasado febrero por reabrir la central, aunque con una serie de condiciones que requerían importantes inversiones por cuestiones de actualización y seguridad.
La opinión de CSN a favor de la reapertura se topó con la oposición de Partido Socialista, Podemos, Ciudadanos y el Partido Nacionalista Vasco.