El efecto de la moneda que tantas veces se desprecia o se desconoce hace ver las cosas de diferente manera. Salvo el tecnológico Nasdaq que sube en el año más de un 18%, la evolución histórica del Dow Jones o del S&P 500 estadounidenses, aún siendo buena, no compensa cruzar el charco.
El Dow que hoy ha tocado el nivel histórico de los 22.000 puntos gana en el año un 11%, porcentaje inferior al del Ibex que ha subida casi un 13%. Pero incluso niveles más modestos de revalorización como el Euro Stoxx 50 (+5,68%) o el Dax alemán (6,71%) superan a los indicadores industriales estadounidenses teniendo en cuenta la evolución del dólar.
En el ejercicio, el dólar se ha dejado el 5,8% de su valor frente al euro y, por tanto, cualquier inversor europeo deberá restar a su ganancia el deterioro de la divisa en la que ha invertido. Así, en términos de euro, el Dow Jones ha subido poco más del 5% y el S&P 500 se queda en el 4,81% de ganancia. Únicamente habrá resultado interesante entrar en el tecnológico Nasdaq que acumula una subida en euros del 12,4% en lo que va de año, ligeramente inferior al Ibex, aunque superior claramente a la del Euro Stoxx 50 o al Dax alemán.
El euro cerró el año en 1,054 dólares y hoy se cruza por encima de 1,18 dólares, un fortalecimiento de la divisa europea que no solo tiene consecuencias en los mercados de acciones. También el mercado de materias primas nominado en dólares se ve distorsionado por la bajada del billete verde. Pese al reciente repunte del precio del petróleo, esta materia prima ha bajado en el año el 13% en los mercados a lo que habría que sumar la depreciación de ese 5,8% de dólares por cuanto los europeos tenemos que comprar el crudo en esa divisa.
En total, la caída se aproxima al 20%. Un descenso muy considerable que hace difícil el argumento de trasladar con toda la celeridad cualquier hace del petróleo en los mercados a las mangueras de las gasolineras.