El banco central dejó sin cambios su política monetaria ultralaxa en julio y dijo que no había abordado la compra de activos de 60.000 millones de euros mensuales, pero apuntó que lo haría "este otoño".
El 56 por ciento de los 50 economistas encuestados entre el 7 y el 9 de agosto dijeron que esperaban que el banco central hiciera un anuncio en septiembre, mientras que otro 30 por ciento indicó que esperaría hasta octubre. La mayor parte del 14 por ciento restante dijo que en algún momento a principios de 2018.
"El BCE ha marcado el otoño como el período en el que decidirá sobre el programa de compra de activos", dijo Elwin De Groot, economista senior de mercado en Rabobank.
"Creemos que eso significa que el Consejo de Gobierno esbozará sus intenciones más allá de este año en septiembre y posiblemente octubre, dejando la reunión de diciembre para los detalles como la cantidad exacta del ajuste inicial", añadió.
Los responsables del BCE consideran octubre como el mes más probable para decidir sobre su programa de medidas no convencionales y señalaron que diciembre era demasiado tarde, según cuatro fuentes con conocimiento directo del debate.
Las previsiones de que el BCE comience a dejar atrás su agresiva política de QE se han visto impulsadas por el robusto crecimiento de la eurozona, superando su economía a la de Reino Unido y Estados Unidos en la primera mitad de 2017.
El último consenso de Reuters de un crecimiento del 2 por ciento este año es el más alto desde que comenzaron a realizarse los sondeos hace más de dos años. Se prevé que la eurozona crezca un 0,4 por ciento cada trimestre de aquí al final de año.
Pero la inflación, que el BCE quiere por debajo pero cerca del 2 por ciento y que se situó en el 1,3 por ciento en el último dato, no se va a acelerar. Las expectativas se han atenuado ligeramente en el último sondeo comparado con julio.
Se espera que la inflación se sitúe de media en un 1,5 por ciento este año y en un 1,4 por ciento el próximo, frente al 1,5 para ambos años en el sondeo de julio.
Aunque se cree que la inflación no alcanzará el objetivo del BCE al menos hasta 2020, la mayoría de economistas no esperan que eso impida al banco central dejar atrás su política ultraflexible, que ha inflado ya el balance de la entidad a más 2 billones de euros.
Cuando se preguntó si el BCE debería reducir su programa mensual de compra de bonos antes de que la inflación llegue al objetivo, más de tres cuartas partes de los 50 economistas consultados dijo: "Sí".
"Si el BCE procede con una forma de reducción a principios de 2018, eso no estará llevado por un sentimiento sustancialmente más duro en el Consejo de Gobierno. Creemos que la decisión de reducir se justifica más por las restricciones en el programa actual", dijo Elwin De Groot, de Rabobank.
De Groot y otros muchos economistas han advertido repetidamente de que el BCE se quedará finalmente sin bonos que comprar.
El banco central está ya estirando sus normas para llevar a cabo el programa de compra de bonos, según sus propios datos publicados el lunes.
Lo que podría complicar aún más el asunto es la fortaleza del euro. La moneda única se ha apreciado más de un 12 por ciento en lo que va de año y una encuesta de Reuters apunta a que cerrará el año por encima de como lo empezó.
Pero 30 de los 43 encuestados que respondieron a la pregunta extra de si pensaban que un euro al alza amenazaría la recuperación del bloque dijeron que no. Trece apuntaron a que era un riesgo.